Cerca de un mes de confinamiento por la Covid-19 llevan los pobladores de los Consejos de Defensa de Zona (CDZ) Santa Lucía y La Sabana al norte de Minas de Matahambre.
Para muchos era desconocido este termino. Ahora el vocablo está a la orden del día aunque la mayoría aún no conoce su verdadero significado.
Puertas adentro, cada día, suma el estrés del anterior mientras las horas parecen alargarse tras la espera de la ansiada libertad.
Las provisiones alimentarias menguan, a pesar de los refuerzos que en ese sentido hacen llegar a cada vivienda, lo que organiza el CDZ de acuerdo a las posibilidades existentes.
Los proyectos de vida, planes para el desarrollo inmediato, visitas pendientes y un sin fin de quehaceres están en suspenso mientras muchos amores tienen que conformarse con el sentimiento a distancia.
Los niños acostumbrados al juego cada cual con sus amiguitos del barrio, ahora ven privados ese gozo, mientras los más pequeños no logran entender por qué el paseo de las tardes de la mano de mamá, papá o los abuelos ha dejado de ser.
Ora griterío porque Pinar del Río gana en la pelota, ora algarabía porque el mensajero llega y anuncia algún producto que casi todos quieren a la vez, matiza la estancia casera de estos últimos días.
Unido a ello la esperanza de un pronto levantamiento de la cuarentena, que basan en la no existencia de casos positivos por varios días consecutivos en el consejo de defensa alimenta el alma de todos.
El sueño es volver al menos al período en que aún con las medidas higiénico sanitarias establecidas podía desarrollarse un funcionamiento socio-económico en una nueva normalidad.
Por ahora continúa la espera a la vez que algunas manifestaciones como el uso del nasobuco y la desinfección frecuente y correcta de las manos van haciéndose una costumbre que hará bien a todos.
