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Minas de Matahambre también estuvo en la mira de la CIA

Por Yudith Ramos Martínez
En los años 60, Cayo Jutías, sirvió de escenario a la CIA para esconder armamentos

La Central de Inteligencia Americana (CIA) protegida por el gobierno de los Estados Unidos no ha cesado en su empeño de destruir, por diferentes vías a la Revolución cubana, provocando sufrimiento en el pueblo de la isla.

Minas de Matahambre no escapó de la mirada enemiga recibiendo varios ataques a importantes objetivos económicos y sociales desde el triunfo de los barbudos, el primero de enero de 1959.

A inicios de la década de los 60, la CIA organizó un siniestro sabotaje a la mina Capitán Alberto Fernández que tuvo como antecedente la infiltración, por costas cubanas, de los ciudadanos Miguel Ángel Orozco Crespo y Pedro Vera Ortiz, quienes suministraron armamentos y explosivos para una red que operaba en la provincia pinareña.

En esa oportunidad dinamitaron el funicular que trasladaba el mineral vía área, desde las Minas hasta la planta sulfometales «Patricio Lumumba», ubicada en el Puerto de Santa Lucía. Pero, gracias a la combinación de la contrainteligencia y la vigilancia revolucionaria de los mineros que frustraron el intento, ninguno de los 180 obreros que estaban trabajando en las entrañas de la tierra, resultó herido.

Funicular que trasladaba el mineral vía área, desde las Minas hasta la planta Sulfometales «Patricio Lumumba», ubicada en el Puerto de Santa Lucía

El suceso no trascendió en la prensa internacional porque ocurrió de manera simultánea con la crisis de octubre y este acontecimiento atrapó la atención, según consta en los documentos de la historia local del municipio.

Por esa época en el poblado de Santa Lucía, en la costa norte del territorio, distribuyeron propaganda contrarrevolucionaria por vía área. En los años 60, Cayo Jutías, además sirvió de escenario a la CIA para esconder armamentos.

Por otra parte, el 19 de agosto de 1963, las instalaciones industriales de la Planta Eléctrica y Fábrica Sulfometales, radicadas en esta área también fueron atacadas por mercenarios pagados, por el imperio, con el objetivo de afectar la vida de los pobladores y causar daños en la economía del país.

En tanto en los inicios de los 90, el cine Bolivia y el cabaret La roca fueron agredidos por ciudadanos asalariados que recibieron una respuesta contundente de los habitantes de la localidad y el rechazo total a este tipo de provocaciones.

Pero, en el año 1997 un grupo de contrarrevolucionarios infiltraron armamentos, municiones y financiamiento para crear bandas opositoras y desarrollar acciones dentro de la zona. Todos fueron capturados en el mismo territorio.

El gobierno de la casa blanca no pierde oportunidad para desvirtuar y ocultar estas sombrías historias, pero hace unos años, en Panamá, Raúl Castro le recordó a Obama, “que el terrorismo armado y patrocinado por Washington costó la vida de 3 mil 428 civiles cubanos, y que jamás un estadounidense ha sido muerto o herido, y ni una sola instalación ha sufrido el menor daño material por alguna acción procedente de Cuba”.

Por esa razón los cubanos aseguramos que no aceptaremos ataques o provocaciones, que defenderemos nuestro derecho a la libertad plena y garantizaremos a cualquier precio la tranquilidad ciudadana desde cualquier escenario. No olvidemos, Cuba es nuestra.

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