Por: Pedro Abreu Mujica
Ferrito no se dejó capturar vivo, a pesar del factor sorpresa, propiciado por una vil traición y la gran cantidad de agentes del régimen que, muy bien armados, habían tenido tiempo para preparar la trampa mortal. Se batió a los tiros mientras se mantuvo en pie, antes de ser rematado por los sicarios de la tiranía. Fue el 18 de agosto de 1958.
El suceso que estremeció la conciencia de la sociedad pinareña en cuanto se conoció aquella tarde aciaga, ocurrió cuando salía del bar Izquierdo, en el kilómetro 2 ½ de la carretera de La Coloma, a donde había acudido a reunirse con un cabo del Ejercito de Batista, que prometió facilitar la obtención de armas para el frente guerrillero recién creado. Ferrito se hizo acompañar por Blanca Hidalgo Gato (La Gatica) (1), para disimular sus verdaderos propósitos, ya que al lugar no acostumbraban a asistir hombres solos.
Ajusticiar a los esbirros
René González Novales (El Rubio de Mery), Andrés Peraza Dib (El Moro) y otros combatientes más estaban presos en la cárcel provincial, situada en la calle Maceo número 18. “Por encontrarnos detrás de las rejas el golpe fue más impactante, ya que nos sentimos impotentes para realizar cualquier manifestación o actividad en solidaridad con el héroe caído. Gritamos, lanzamos consignas, dimos vivas a Ferrito y a la Revolución. Escribí con letras grandes en la pared de mi celda el pensamiento martiano: “Cuando se muerte en brazos de la Patria agradecida, la muerte acaba, la prisión se rompe, empieza al fin, con el motor la vida”, recuerda René. (2).
Andrés siguió en prisión, pero El Rubio de Mery salió excarcelado el 25 de agosto. De inmediato lo contactaron Armando Pampillo y Luis Valdivia (3) y le dieron la tarea de formar un grupo con la misión de recopilar armas cortas para los comandos urbanos y largas para los rebeldes. Consultó por separado con Raúl Sánchez (Laíto), Felipe Vera, Julito Jomarrón, Silvito Álvarez y Raúl Nodarse. Todos estaban por hacer grandes acciones que hicieran morder el polvo a los esbirros, en especial a aquellos que habían matado a Ferrito.
Unos días después se hizo el atentado al traidor, el cabo Cesar, no estoy seguro si su apellido era Rodríguez. La dirección del Movimiento había decidido su ajusticiamiento y resultó gravemente herido a consecuencia de los impactos recibidos en la acción armada ejecutada por Esteban Domínguez (Pepito) y Silvito Álvarez. Felipe Vera Celorio (El Niñote), ejecutó, dentro de un ómnibus urbano en marcha, al odiado policía Armandito “cuarto de pollo”. Otros esbirros y agentes de la tiranía fueron pagando con sus miserables vidas en los meses que restaron de lucha clandestina.
Capitán jefe de milicias
Rafael Ferro Macias (Ferrito), desde hacía meses vivía en la más estricta clandestinidad. Desempeñaba en aquellos momentos la máxima responsabilidad del frente de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio, con el grado de capitán jefe de Milicias (4). Apenas tenía 24 años de edad y un bien ganado lugar en la historia de Pinar del Río y de Cuba. Algún día habrá que llevar su biografía, en forma de programas dramatizados, a la televisión cubana, para que niños y jóvenes conozcan a este cubano, surgido de lo más humilde del pueblo, que tan bravíamente luchó por la libertad de la Patria desde que Batista dio el artero golpe de Estado, el 10 de marzo de 1952.
Fue estudiante de la Escuela de Comercio y al mismo tiempo trabajador de la tienda de ropa Kapri, situada en los bajos del hotel Globo. Encabezaba las manifestaciones estudiantiles, enfrentándose a la soldadesca y policía del régimen, que las reprimían golpeando salvajemente. Estuvo entre los fundadores del Movimiento 26 de Julio.
El 30 de noviembre de 1956 se alzó al frente de un grupo de jóvenes en la zona de Viñales, en apoyo al desembarco de Fidel. Después de aquel levantamiento, sufrió prisión y torturas, pero los secuaces de la dictadura no lograron doblegarlo.
Dirigió y participó directamente en numerosas acciones bélicas. A principios de 1957 se alzó nuevamente en las montañas, esta vez en un plan para crear un foco guerrillero, comandado por Juan Palacios, que no logró consolidarse. Retornó al llano y prosiguió la lucha clandestina. Fue intensamente perseguido por los órganos represivos oficiales en la ciudad, el resto de la provincia y La Habana, la que visitaba frecuentemente en misiones del Movimiento y en la que se refugió en varias ocasiones.
Está entre los forjadores principales del Frente Guerrillero que se fundó en San Andrés, el 26 de Julio de 1958. Pocos días más tarde, cumpliendo órdenes del mando rebelde, regresó a la ciudad de Pinar del Río, para asumir la jefatura de acción del Moviente 26 de Julio.
(Continuará)
Notas:
*PEDRO ABREU MUJICA, “Ferrito”, publicado antes parcialmente en Facebook. Visto 16 de agosto del 2024.
1. Combatiente de la lucha clandestina.
2. MIRIAM ZITO, “La Encerrona”, Ediciones Loynaz, 2008, pág. 73.
3. Armando Pampillo y Luis Valdivia, dirigentes del Frente de Acción del Movimiento 26 de Julio.
4. Fue ascendido post mortem a comandante.