Todo hombre al llegar a la tierra tiene el derecho a que se le eduque y en cambio contribuir a la educación de los demás.
Siendo fieles a esta premisa martiana, Geidy Ungo Cires, Jorge Luis Bordón Miranda y Clara Elena Ramos Prieto, son tres jóvenes que siempre tuvieron el sueño de formar parte del ejército de educadores cubanos.
A Clara Elena le llega bien de cerca la pasión por el maravilloso mundo del magisterio
“Bueno, mi vocación por ser maestra comenzó desde pequeña.
Cuando veía a mi hermana impartir sus clases, brindar conocimientos con amor y cariño a sus alumnos.
Cuando inicié la carrera en la Escuela Formadora Tania la Guerrillera, adquirí habilidades y nociones que me sirvieron para poner en práctica cuando estuve frente a un aula por primera vez.
Puedo decir que ese fue un momento muy lindo y la experiencia más impresionante de mi vida, pues experimenté el cariño y la admiración de mis alumnos. No pienso quedarme ahí, quiero superarme y hacer la maestría.”
La familia fue el motor impulsor de la vocación en José Luís:
“En mi caso lo que me motivó por la pedagogía fue el ejemplo de mis maestros, tanto de primaria como de secundaria.
Además desde pequeño veía a otros seres queridos que también son maestros, y eso me enganchó con la profesión.
Mi mayor satisfacción es ver como los estudiantes ponen en práctica en la vida cotidiana, los conocimientos adquiridos, así como verlos enseñar a sus compañeros, ayudándose mutuamente.
Mis proyectos futuros son continuar con mi superación, ya sea en una maestría u otras docencias, para poder un día trabajar como profesor en la Universidad.”
La labor de sus maestros despertaron en Geidy el amor por la pedagogía.
“La vocación por esta profesión la sentí desde los primeros años de mi vida en la escuela primaria, al ver la dedicación, esfuerzo y el amor con el que mis primeras maestras Josefina Villacampa, Josefa Malagón y Anabel Valdés,impartían sus clases y la forma en que lo hacían.
También me inspiró el ejemplo de mis tíos, de los cuales algunos son educadores en nuestro municipio.
Y así un largo camino que me llevó a estar en el lugar donde estoy hoy, luego de muchos años de sacrificio, que por supuesto valieron la pena, porque logré cumplir mi sueño.
La principal satisfacción de un educador es ver la gratitud con la que sus alumnos, siendo hombres y mujeres, le digan: maestra ¿cómo está?, cuando lo vean a uno en la calle.
Además ver día a día como ellos aprenden lo que como maestra y ejemplo a seguir les imparto e inculco, a través de las clases, con el mayor amor del mundo.
Mi principal meta hoy, después de lograr el título de licenciada es alcanzar la maestría, seguir con mi superación y cumplir con todo lo que me toca y lo que me asigne la Revolución.”
Estos tres recién graduados y maravillosos maestros, obtuvieron el Título de Oro, al graduarse como Licenciados en Educación Primaria, por sus excelentes resultados.
Hoy laboran en el seminternado Isidoro García Rodríguez de la localidad minera, Clara Elena y José Luis como maestros, hoy Geidy es la directora.
A ellos, las más sinceras felicitaciones en el marco de la jornada por el Día del Educador, y la exhortación a que continúen diseminando la luz de la verdad a donde quiera que vayan.
Sin dudas, estos jóvenes ilustran que cuando queremos,podemos.Además que los sueños son alcanzables, siempre que pongamos todo el empeño en conseguirlos.