La COVID-19 cambió la vida de todas. Modificó rutinas, creó barreras, reinventó maneras de hacer, impuso el aislamiento y hasta hizo deprimirse a más de una persona. Sin embargo, lo que sí no pudo detener fue el empuje, el ímpetu y la laboriosidad de los educadores y estudiantes de Pinar del Río, quienes, aún en tiempos de pandemia continuaron dando lecciones de altruismo, valentía y amor al prójimo.
El 2020 fue un año de retos para los trabajadores del sistema educacional en Vueltabajo. Y es que, la situación epidemiológica generada por el nuevo coronavirus, les hizo cambiar el aula y la pizarra, por el barrio, los hospitales, el campo o los centros de aislamiento.
Escuchan al director provincial de Educación en Pinar del Río, Dr.C. Evelio Herrera Padrón.
Sin embargo, en medio de tantas tareas, los educadores pinareños no han detenido ninguna de las actividades vinculadas al proceso docente educativo, aseguró el director provincial de Educación.
En varios Seminternados y Círculos infantiles de Vueltabajo, las actividades no se detuvieron. Allí, bajo estrictas medidas higiénico sanitarias se ha garantizado la atención de aquellos pequeños cuyos padres no han dejado de trabajar a pesar de la compleja situación epidemiológica. Sobre las nuevas rutinas comenta la directora del Circulo Infantil Mixto Semillitas del Futuro, Rosa Izquierdo Sánchez.
De igual forma, a pesar de las difíciles circunstancias, los estudiantes de duodécimo grado han mantenido su preparación para los exámenes de ingreso a la Educación Superior. Para ello, han usado las más diversas alternativas.
En la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca, el 2020 fue un año de creatividad y de nuevas maneras. 12 meses que pusieron a prueba la capacidad de estudiantes y maestros para enfrentar situaciones difíciles con inteligencia y responsabilidad, asegura el rector de la Casa de Altos Estudios, Dr.C Yorki Mayor Hernández.
Pero sin dudas, una de las experiencias más relevantes y reconocidas del año fue el apoyo de los jóvenes universitarios en centros de aislamiento y hospitales de campaña. Y es que, desde zona roja, nuestros muchachos escribieron hermosas páginas de solidaridad y valentía.
Los maestros pinareños son dignos de admirar. Muchos son los que en Pinar del Río cambiaron el pizarrón por otros medios de trabajo, para, desde el ejemplo, irradiar sacrificio y consagración.
Por eso hoy, el reconocimiento y los aplausos van para ellos, gente buena que desde la humildad y el anonimato han convertido cada espacio en un aula para dar lecciones de vida.
