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Celia: flor eternizada en la memoria de los cubanos

Por Ileana Acosta Echevarría
Foto: Internet

Este 11 de enero los corazones revolucionarios se estrechan, laten con más fuerza y aparece perpetuado en la memoria el recuerdo de una mujer: Celia Sánchez Manduley.

Sus compatriotas, los que aún viven, viajarán en el tiempo y buscarán en su mente a la valerosa fémina que acompañó al Comandante Fidel durante tantos años, siéndole fiel hasta que la muerte le arrebató airosa el último suspiro un día como hoy, pero del año 1980.

Unos la traerán de vuelta con el nombre de Aly, otros la llamarán Norma, pero cuando se cuente la historia, ella estará siempre ahí, como una de las cubanas más valiente, digna y audaz que pudo parir nuestra tierra.

Nacida en Media Luna, el 9 de mayo de 1920, apoyó desde sus inicios la causa revolucionaria. Fue fundadora y dirigente del Movimiento 26 de Julio en el territorio oriental, creando oportunamente las condiciones necesarias para el desembarco del yate Granma, en las costas cubanas.

Fue Celia la primera mujer que integró el Ejército Rebelde, llevando como símbolo de sencillez y delicadeza, la flor nacional de Cuba: la mariposa blanca.

Un adorno que embellecía su pelo y que a la vez constituía un resguardo para los mensajes que materializaban la lucha armada. Es por ello que Fidel la calificó como la flor más autóctona de la Revolución.

Combatiente cabal y abnegada, supo llevar adelante los logros alcanzados con el triunfo del 1 de enero de 1959. Su empeño y apego a la causa revolucionaria, aparejados a su humanismo, dinamismo y voluntad, provocaron la admiración y el respeto de todo un pueblo que todavía, a 41 años de su partida a la inmortalidad, recuerda orgulloso a esta mujer que constituye ejemplo para todos los cubanos.

Celia está viva en las escuelas, en los círculos infantiles, en las fábricas, en la Federación de Mujeres Cubanas, en la Sierra Maestra, en el Palacio de las Convenciones y tantos otros escenarios, en todos aquellos que defienden la soberanía y libertad plena de su tierra.

Hoy, recordamos a la dama virtuosa que dejó a un lado su condición débil de fémina y subió a las lomas que marcarían para siempre una página con su nombre en la historia.

Celia, a pesar del tiempo, tu flor, esa que siempre te acompañó en cada batalla, continúa desprendiendo el aroma victorioso de la Revolución.

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