Maritza Ramírez Martínez, gloria del deporte en Minas de Matahambre en la disciplina de balonmano, tuvo la oportunidad de intercambiar con el Comandante Fidel Castro. El emotivo encuentro perdura en su memoria de manera imborrable.
“En varias ocasiones tuve la dicha como atleta de compartir con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, ya que él se consideraba un deportista más, siempre nos despedía y recibía aun cuando no alcanzáramos medallas.
El encuentro más emocionante para mí fue en el año 1993 cuando íbamos a participar en los juegos centroamericanos en Ponce, Puerto Rico. Ese día las muchachas del balonmano nos quedamos de últimas para así tener la posibilidad de estar más tiempo con él.
Ya cerca de nosotras Viviana Pérez, compañera de equipo y residente en Pinar del Río, se puso nerviosa y me dice: – Maritza mira al Fifo. De inmediato se hizo un silencio rotundo, pero Fidel con esa sencillez y modestia que lo caracterizaba se sonrió y nos dijo- no se preocupen, sabía que muchas personas me decían así, pero en mi presencia nadie me lo había dicho. Después de eso volvimos a respirar y a la normalidad. Ahí nos tiró el brazo por encima y dio varios consejos.
En medio de tanto nerviosismo le prometimos que traeríamos a la Patria medallas de oro. Para nosotras era un súper compromiso, no sabíamos a ciencias ciertas a que nos íbamos a enfrentar, pero como todos los deportistas el gran sueño es obtener una presea y si es dorada mejor, luchamos por ella y la alcanzamos, no podíamos quedar mal con Fidel.Cuando regresamos veníamos muy contentas habíamos logrado nuestro anhelo y además nos volveríamos a encontrar con nuestro Comandante en Jefe.
Al día siguiente de retornar estábamos compartiendo todos cuando de repente se abre una puerta y aparece él. ¡Qué emoción!
Luego de darnos la bienvenida y la felicitación a los participantes en los juegos preguntó: -¿Dónde están las muchachas del balonmano, las que hicieron el compromiso de retornar a Cuba con una medalla de oro?. ¡Uf!, nos quedamos totalmente impresionadas, pensábamos que no iba a recordar, pero Fidel no olvidaba nada, siempre estaba pendiente de todo. Con inmenso orgullo levantamos las manos para que nos viera, se acercó a nosotras, nos abrazó, y conversó por unos minutos. Nos dijo – Cumplieron lo acordado, muchas felicidades. Antes de despedirse pidió hacerse unas fotos con nosotras para que la tuviéramos como remembranza de aquel inolvidable encuentro.”
Los años transcurridos no han podido borrar el momento mágico vivido por Maritza Ramírez Martínez, destacada deportista minera, con el líder de la Revolución Cubana. Fidel estará por siempre en su memoria.
