Por: Pedro Abreu Mujica

El 21 de febrero de 1931 se fundó oficialmente la primera emisora radial que tuvo la provincia de Pinar del Río. Su indicativo era CMAB, establecido por el Ministerio de Comunicaciones, cumpliendo los acuerdos internacionales que asignaban a Cuba las letras CM para comenzar la identificación de las plantas de onda media, seguida de un tercer carácter que correspondía a la provincia, en este caso la A y un cuarto a selección del permisionario que no debía coincidir con uno anterior (1).
Han transcurrido, pues, 94 años de aquel acontecimiento de enorme relevancia cultural y social que se debió a la creatividad técnica y la perseverancia del entonces joven telegrafista Francisco de la Concepción Martínez Rodríguez (Panchito), al que cada año, justa y merecidamente se le rinde homenaje y se publica acerca del esfuerzo que hizo, así como de los detalles técnicos del trasmisor y de la señal que puso en el aire, luego de dos años de constante labor: el montaje de la antena, el acondicionamiento del modesto estudio y del desarrollo posterior de la radiodifusión hasta nuestros días (2).
Veintisiete años después, Panchito construyó otra planta de radio que vino en la expedición del yate El Corojo, que desembarcó en las costas del sur pinareño el 9 de abril de 1958. Desgraciadamente, unos días después, esa planta fue ocupada por el ejército de la tiranía, junto con una parte del armamento que traía la embarcación.
El segundo jefe del Corojo fue uno de los tres hijos de Francisco, el Dr. Heliodoro Martínez Junco (3), de quien fui amigo y subordinado. Valiéndome de mi amistad de muchos años con las tres hijas de Martínez y, lógicamente, nietas de Panchito (4) he obtenido un testimonio de ellas, principalmente de Rosa, con el que intento dibujar el lado íntimo del precursor de la radio pinareña.
“Lo que te contamos, con nosotras de 8 años de edad en Guanabo (5) donde vivián mis abuelos. Nosotros pasábamos allí los fines de semana y los tres meses de vacaciones. Después México, el regreso a Cuba y hasta aproximadamente quince años de Revolución. Nuestros recuerdos son muchos, pero cortos, diferentes y como flechazos, pero todos son buenos y hermosos. Supimos que era hijo de un maestro canario y de una campesina de Viñales. Nació el 8 de septiembre de 1894, en Pinar del Río. Padeció desde la edad de 15 años de vitiligo (6), que imagino lo hizo sufrir mucho. Se enamoró de una jovencita rica, de origen asturiano y fue correspondido por ella. Esperó a su mayoría de edad para casarse y mantener su familia. Estudió radiotelegrafía (7), lo que le permitió formar una familia de tres hijos. Supo superarse profesionalmente. Mientras trabajaba en la Estación del Ferrocarril, estudió ingeniería eléctrica por correspondencia. Se trasladó a Filadelfia, Estados Unidos, junto con su familia, a estudiar el último año de la carrera. Regresó a Cuba como ingeniero eléctrico.
A los nietos nos enseñaba a teclear la telegrafía con un tenedor en la mesa, donde mostraba el orgullo de reunir a los nietos y al final abuela lo regañaba porque era una conga de percusiones. Nos enseñó a pescar jaibas, a descamar y llevar los pescados limpios a la casa, pero siempre todos juntos. A él le oí por primera vez lo que después decía mi padre no quiero que se me riegue la cría.
Y así pasaron los años y un día de 1957 vino la policía de Batista a buscarlo. Tuvo que asilarse en la Embajada de México y partir para ese país. Un frío exilio, racionamiento, pues vivíamos casi clandestinos, pero la familia unida. Recordamos verlo hacer dos plantas de radio en unas cajas de madera con agarraderas de tela verde que se podían poner como mochilas. Esas plantas estaban destinadas a los rebeldes (8). No las vimos más. El frío golpeaba la salud de mi abuelo, su diabetes mal controlada, su posición al frente de la familia y el estrés por las noticias. El regreso de mi padre (desde Cuba) hizo que nos mudáramos a Veracruz (9) y era lo más parecido a Guanabo. Allí mantuvo el abuelo la cabecera de la mesa, su tenedor y siempre telegrafiando y recordando a la familia. Así se mantuvo hasta el regreso a Cuba en enero de 1959.
Muchos exiliados regresaron en avión. Mi abuelo y mi padre vinieron con la cría en barco, el 11 de enero de 1959. Me recuerdan las fotos sentados en cubierta, los mareos, el perro Jet que no quisieron dejar y una hermanita de dos meses que incrementaba la familia (10). Fue miliciano y entre otras actividades se movilizó cuando la Crisis de Octubre (1962). Aunque anciano y enfermo siempre amó la radio y participó en todas las tareas de la revolución. Nunca fue militante del Partido. En aquellos años, para ingresar al Partido tenías que renunciar a ser religioso. Él era Gran Maestro Masón y cristiano. Decía que no tenía que renunciar a la masonería y el cristianismo para ser revolucionario. Murió el 12 de marzo de 1973. Fue un gran abuelo, honrado, trabajador, revolucionario y amó mucho a su familia”.
Hasta aquí el testimonio.
La semilla fructificó
Panchito plantó la semilla con la CMAB. Después surgieron y desaparecieron y volvieron a surgir más emisoras en la provincia, que en aquella época abarcaba desde Guanajay hasta Mantua MN, pero la CMAB sobrevivió, excepto en el periodo de 1962 a 1969, debido a una racionalización que solo dejó en la ciudad a la CMAS Cadena Occidental de Radio. A lo largo de su historia, la CMAB tuvo distintos propietarios y locales, hasta que se instaló definitivamente en la calle Maceo esquina a Rosario. También operó con varios nombres, pero con el mismo indicativo. En 1960, cuando se produjo la intervención del Gobierno Revolucionario, recuperó los principios éticos que le inculcó su creador y los nobles objetivos que se trazó. A partir de aquel año adoptó el nombre de CMAB Voz del INRA.
El 24 de octubre de 1959, tras una encuesta popular, la CMAS Cadena Occidental, dejó de ser la planta matriz de la radiodifusión en Pinar del Río y con el indicativo CMAB comenzó a llamarse Radio Guamá (11) Sin saberlo, la población le rindió un doble homenaje a Francisco de la Caridad Martínez Rodríguez, el que no solo fundó la CMAB sino que desde México operó una emisora clandestina con el nombre de Radio Guamá, haciéndole creer a la tiranía que trasmitía desde la zona montañosa de Pinar del Río.
Notas:
- LOPEZ, Oscar Luis, La Radio en Cuba, editorial Letras Cubanas, año 1981.
- ABREU MUJICA, Pedro, Seguir la historia: Tres hitos de la radio pinareña (I), www.radiominas,icrt,cu 27 de octubre de 2024. Internet. Visto el 18 de febrero de 2025.
- Heliodoro Martínez Junco (Pinar del Rio 3 de julio 1922-La Habana 17 de noviembre del 2000), cirujano de gran habilidad y notable epidemiólogo. Se enfrentó a la tiranía desde que se produjo el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952. Miembro del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Combatiente de la clandestinidad y del Ejército Rebelde, alcanzando en la guerra el grado militar de primer teniente. Curó y ocultó a Juan Pedro Carbó Serviá, cuando éste llegó herido al hospital municipal de Emergencias de La Habana “General Fernando Freyre de Andrade”, pocas horas después del ataque al Palacio Presidencial, el 13 de marzo de 1957. Martínez Junco lo inscribió con otro nombre, lo curó, ocultó y trasladó a un escondite seguro, impidiendo que Esteban Ventura Novo, lo asesinara. A pesar de las denuncias del Colegio Médico Nacional, el régimen de Batista desencadenó una intensa persecución contra Martínez Junco, teniendo que exiliarse en México. En ese país recolectó las armas y el parque que vinieron en la expedición del yate El Corojo, de la que fue segundo jefe. El ejército del dictador ocupó parte del cargamento bélico, incluida una planta de radio construida por Francisco Martínez Rodríguez. Posterior al triunfo de la Revolución, Martínez Junco desempeñó, entre otros, los siguientes cargos: director del Hospital América Arias (1959-1960), subsecretario de Higiene y Epidemiologia y viceministro de Higiene y Epidemiología del MINSAP (1960-1968), ministro de Salud Púbica (enero 1968 – diciembre 1972), director general de Sanidad Vegetal del INRA, vicepresidente del Comité Estatal de Ciencia y Técnica y asesor del MINSAP.
- Doctoras Rosa, Teresa y Alicia Isabel Martínez Pérez.
- Playa al este de la ciudad de La Habana.
- Enfermedad que provoca la pérdida de pigmentación de la piel en ciertas áreas del cuerpo.
- Trabajó como radiotelegrafista en la estación local del Ferrocarril y mientras tanto estudiaba ingeniería eléctrica por correspondencia.
- Se incorporó al movimiento de radio aficionados y colaboró en la difusión de mensajes revolucionarios.
- Después del desembarco del yate El Corojo y su permanencia en la guerrilla, la dirección del Movimiento 26 de Julio ordenó al Dr. Heliodoro Martínez Junco que regresara a México para comprar armas en ese país y recibir las que comprarían en Estados Unidos José Llanusa Gobel y Francisco González Álvarez (Pancho), con destino a una segunda expedición con destino a Pinar del Río. Durante el cumplimiento de esa misión se produjo el triunfo de la Revolución.
- Alicia Isabel Martínez Pérez, abogada.
- RADIOPINAREÑA, Facebook, 24 de octubre de 2021. Internet. Visto 19 de febrero de 2025.