
Desde este ocho de noviembre el bullicio colma pasillos, escaleras, aulas y locales en los diferentes centros educativos de Minas de Matahambre como en el resto de país y es que al fin reinició el curso escolar 2020 – 2021.
En las más de 40 escuelas del territorio pupitres, mesas y pizarrones dejan de ser las piezas inanimadas de muchos meses para convertirse en excelentes colaboradores de varios procesos que forman uno: el docente educativo y testigos de complicidades y reencuentros; números y letras que forman ideas.
En los estudiantes, sueños e historias atrapados por largos confinamientos, ahora toman alas y echan a volar, para en muchos casos, dejar de ser secretos y convertirse en realidad.
Los llamativos atuendos escolares vuelven a tomar sus espacios, ahora con una prenda más: el nasobuco, que como el resto del uniforme y su uso correcto es totalmente imprescindible y obligatorio para evitar sorpresas con la Covid-19.
Los maestros listos para el desafío, con sus miradas que ven más allá de lo que es visible y oídos que escuchan lo que aún no se ha dicho, llevan en una mano el conocimiento, en la otra el amor y la disciplina, ingredientes necesarios para lograr la verdadera enseñanza.
La familia, artifice de valores, cuna y sostén de enseñanzas de las nuevas generaciones vuelve a tomar en la escuela el rol que le corresponde, para juntos lograr el sueño deseado de formar hombres y mujeres que mañana sepan emplear para bien lo aprendido.
En la Escuela Secundaria Básica Urbana Batalla de Montezuelo Cintia Martínez Miranda, Yasbel Martínez Valdés y Dargelis Maura Quiñones Ramos, aprovechan el horario de receso escolar para tomarse un selfie y guardarlo como recuerdo de este gran día y quizás compartirlo en las redes.
Vendrán muchos días más de alegrías, esfuerzos, malos y buenos momentos, pero el fin es conquistar el mañana, siempre a la defensiva, alertas y previsores para que para la eternidad haya un curso escolar y nuevas metas por cumplir.