Noviembre devuelve a Fidel desde el verde olivo de todas las montañas. Camina entre los mineros del cobre para siempre. Tu muerte es vida en el corazón de los agradecidos, los que conocen el camino de verdades y justicia. Comandante, en ti habita ese faro de esperanza que todos reclaman.
Otra vez regresas a la batalla desde la inmortalidad, a describirnos el sendero de la isla, a defendernos del imperio que pretende borrar las palmas. Tú, centinela de los cuatro vientos, voz robusta en la tribuna de cada cubano. Conocedor de las profundidades del odio que esconde el imperio.
Supiste encausar la dicha de millones de hombres y mujeres que conocieron la alegría del porvenir a través de tus acciones cotidianas. Creaste proyectos sociales edificadores de la dignidad plena. Multiplicaste el respeto a los niños, jóvenes y adultos.
Para cada sector y área de la vida preparaste un espacio de razón, confianza y creatividad. Desde tu enfoque sabio lograste que Cuba caminara vestida de novia sobre el mundo. El nombre de esta tierra fue canción en los labios de los habitantes de la tierra.
Fidel, en este día de esencias revolucionarias, te damos la mano para acompañarte hasta el último bastión, donde salvaremos por siempre a la Llave del Golfo de todos los peligros que la asechan.
Comandante, nunca te has ido.
