Una experiencia diferente, extraña, desconocida, viven en los últimos días los pobladores de los consejos populares Santa Lucía y La Sabana.
La Covid-19 con su alta capacidad de contagio los confina.
Tras correrse la voz de toque de queda para las 4 de la tarde el 30 de enero último, el corre-corre fue intenso cada cual con el objetivo de poner en orden sus asuntos y encerrarse en la hora prevista.
Hubo quienes en pocas horas armaron una mudanza y se fueron a sus tierras de cultivo fuera de la zona de cuarentena para poder atender las tareas agrícolas.
Otros trataron de guardar provisiones de lo necesario para lo que se suponía y es todavía un hecho una larga jornada de aislamiento.
Algunos, sobre todo ancianas sufrieron de nervios y corrieron en busca de un collito de tila para calmarse.
Inquietud, asombro, temor, dudas empañaron aun más el panorama social existente en estas comunidades, con restricciones desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020.
El estilo de vida social se vio interrumpido en sólo un momento para todos.
Las salidas mañaneras al trabajo, llevar los niños a la escuela, comprar los productos necesarios para el hogar y el sin fin de actividades que cotidianamente realizan quedaron pospuestas para un tiempo no definido.
La preocupación diaria al conocer que vecinos, amigos o familiares fueron puestos en centros de aislamiento o los remitieron por sospechas hacia un hospital en la provincia, además de ver pasar a menudo el ómnibus que transporta a los pacientes significa un toque al mismo corazon.
Ahora sólo resta cumplir con las medidas higienico-sanitarias establecidas para esta etapa dentro de los hogares, esperar a que el mensajero traiga a la casa lo necesario y asomarse, de vez en vez, a los balcones para sentir al menos un atisbo de libertad e intercambiar alguna que otra conversación con los vecinos.
Ahora la información del doctor Durán es más que nunca el plato fuerte en noticia, cada mañana en espera de conocer que hizo el ZARS – CoV – 2 en Cuba, la provincia y el municipio.
Esta es una imagen de lo que ya muchas ciudades en el mundo vivieron y de lo que también aquí en Cuba hemos visto.
Sirva a todos esta experiencia triste por supuesto, para reforzar toda precaución que pueda protegernos, en lo posible de la Covid-19 y evitar que situaciones como estas vuelvan a sucedernos.