
Conocí a Florentino Miranda González en el acto por el Día del Campesino celebrado en la localidad El Mulo, al sur de Minas de Matahambre.
Esta vez tuve delante de mi a un hombre alto, sensible y muy educado, por cierto, estaba allí para recibir el sello especial José Ramírez Cruz que otorga la Asociación de Agricultores Pequeños (ANAP), a aquellos campesinos que se destacan en su labor cotidiana.
Enseguida comenzamos a conversar, y no pudo faltar la historia resumida de su quehacer en los campos tabacaleros de Sumidero.
Yo nací en la tierra, desde niño lo único que vi delante de mi fue el monte, ríos y sembrados.
En cuanto triunfó la Revolución y surgió la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) me incorporé enseguida a esta asociación.
Trabajé de forma ininterrumpida 43 años como socio de la cooperativa Nicolás Torres. En el año 2008 me jubilé,pero seguí trabajando en un vega que me entregaron.
Me mantengo en activo, tengo fuerzas y deseos de seguir adelante. Tengo un hijo que me ayuda mucho en la vega.
Siembro yuca, frijoles, boniato, tabaco y tengo mis animales. De aquí saco el sustento de mi familia y le aporto al Estado para beneficiar a la población.
La tierra siempre da frutos, lo que hay que atenderla y estar frente a ella. Uno no puede desatender los cultivos.
Este año perdía prácticamente la cosecha de frijoles, lo atacó una plaga que apareció, pero bueno hay que seguir pá lante, ya vendrán tiempos mejores.
La cosecha de tabaco sí está buena, ya estoy a punto de recoger toda la hoja. El campesino tiene que luchar mucho contra las adversidades del clima.
A veces la naturaleza no te favorece y tienes que buscar otras alternativas. Hay que sacrificarse para lograr cualquier plantación que uno tenga, asistirla como ella requiere, con todos los abonos, la correcta fumigación
Con más de 70 años, este incansable hombre hace de la tierra el mejor espacio para vivir, consciente que de ella se logra la soberanía alimentaria a que aspira la máxima dirección del país.