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Melgarejo como internacionalista pagó su deuda con la humanidad

Por Edilia Martínez La Rosa
Alberto Melgarejo Sánchez uno de los mineros que apoyó la lucha de Angola por su liberación

Así como otros miles de cubanos prestaron ayuda solidaria a la hermana República Popular de Angola en momentos en que lo necesitó en su lucha por la liberación, también lo hizo Alberto Melgarejo Sánchez residente en el consejo popular Santa Lucía, al norte de Minas de Matahambre.

Ante el llamado del Partido Comunista de Cuba en 1978, acudió presuroso.

Trabajaba entonces en el muelle de Santa Lucía. Me propusieron es a tarea y acepté. Tras los primeros días después de la llegada a Angola me designaron como político de una compañía del batallón de Oriente con el capitán Quindelán.

En varias ocasiones salimos en operaciones, pero nunca tuvimos encuentros con el enemigo. Varias veces cambiamos de lugar de residencia.

Recuerdo una zona donde estuve muy parecida a esta donde vivo, había pinares y montañas y eso me daba la sensación de que estaba aquí en mi tierra y a la vez sentía nostalgia. Aunque no tenía la posibilidad de interactuar mucho con los nativos pude compartir con algunos de ellos.

Ellos nos veían como hermanos, lo que era muestra de lo que sentía la generalidad del pueblo por los cubanos porque sabían que estábamos, allí apoyándonos en su lucha. Una de estas personas fue el Comandante Margoso, un hombre como digo yo, que le sumbaba el aparato, siempre dispuesto a lo que hiciera falta, nunca echaba para atrás.

Durante la parte de mi misión no hubo escaramuzas. Los lugares donde estuve eran bastante tranquilos. La comunicación con mi familia era por carta y se demoraban bastante en llegar, no era como hoy que hay tecnología.

Así pasaron alrededor de dos años hasta que regresé a la Patria. Cuando llegué a Santa Lucía el chófer que me traía me pidió que lo guiara para cargar el carro de combustible.

Algunos vecinos me vieron pasar, me reconocieron y avisaron a mi familia. De regreso ya me esperaban en la calle.

Ahí mismo me bajé, todos con mucha alegría abrazándome familiares y vecinos, fue todo un acontecimiento. Pienso como Fidel de que ser internacionalista es pagar la deuda que tenemos con la humanidad
Alberto Melgarejo Sánchez, internacionalista


De Angola guarda recuerdos agradables y tristes. Aprendió muchas cosas, pero más que todo a amar a mi familia. La distancia le enseñó el valor de la familia.

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