Durante mucho tiempo la minera Raquel Cabrera Pérez vivió en una casa con deficiente estado constructivo, pero la esperanza no menguó en espera de mejores tiempos.
La batalla contra el comején era de todos los días. La madera de la vivienda era de décadas pasadas. En este lugar existió una caballeriza antes del Triunfo de la Revolución y después se fueron levantando casas con escasos recursos.
Al principio yo solo quería reparar mi vivienda con costaneras, subsanarla un poco para tapar las rendijas y seguir adelante, pero ni eso pude conseguir. Me dirigí a otras instancias y entidades, pero nada.
Decidí entonces escribirle una carta a José Ramón Machado Ventura y al mes recibí la respuesta en el Poder Popular, enseguida todo el mundo se puso a correr en función de la casa. De igual forma me subsidiaron los materiales y comenzó a llegar cemento, arena, granipolvo, cabilla, el techo me lo hicieron de placa. Llegaron las persianas y puertas de aluminio.
Ya tengo el baño casi completo con algunos detalles que le faltan y mi hermano está terminándome la cocina. También cuento con los azulejos necesarios para la meseta.Necesito tres o cinco sacos de cemento para concluir, estoy a la espera de que entren para concluirla.
Estoy viviendo ahora mejor que como estaba, yo no esperaba esto.
Le doy gracias a José Ramón Macado y a la Revolución, estoy muy agradecida. Es muy importante que cada persona tenga su casa. Hay muchas familias que ya tienen su vivienda y eso es muy importante en la vida, sentirse uno seguro.
Aun cuando faltan un grupo de aspectos a terminar en esta obra, Raquel y su hermano se sienten amparados en un espacio habitable más confortable.
El programa de la Vivienda alcanza a los más humildes de Minas de Matahambre.