Una de las situaciones más difíciles que provocó esta terrible pandemia fue la distancia, que por más de ocho meses, impuso a muchas familias cubanas con algunos de sus miembros en el exterior.
Por esa razón, con el reinicio de los vuelos a territorio nacional, muchos de ellos arribaron al hogar en busca del ansiado encuentro con los seres queridos.
Ariel Concha González, es uno de esos viajeros que llegó recientemente de los Estados Unidos, alojándose en su casa radicada en la calle tercera de esta localidad minera.
Él en estos momento goza del agradecimiento y la admiración de todos los vecinos por la actitud tan admirable que mantuvo durante el aislamiento.
“Llegué el 19 de noviembre a las doce y media del día en el vuelo Miami-Panamá, Panamá-Habana.Una vez aquí, saliendo del avión, me echaron hipoclorito en las manos.
Entonces bajé la escalera e inmediatamente me realizaron el primer test. Para ello hice una cola, en la que todos mantuvimos el distanciamiento, con mascarillas o protectores plásticos puestos.
Cuando salí de allí, me dieron una tarjeta que debía entregar antes de las 72 horas en el consultorio o policlínico del área de salud correspondiente al lugar donde me hospedaría.
Salí de emigración, llegué al municipio Minas de Matahambre al hogar de mi señora. Los niños junto con la suegra ya estaban en otra casa donde permanecieron durante los sietes días que establece el protocolo como medida preventiva.Yo llegué por la noche.
En la mañana del otro día, tenía en la casa al inspector de salud y a la enfermera del consultorio médico que tomó mi temperatura.
Me preguntaron cómo me sentía y me dijeron todo el proceso que tenía que hacer. Yo les dije que no había problema, que haría todo correctamente para no contagiar a nadie en caso de que fuera positivo.
Entonces esperé el tiempo indicado para el resultado del PCR, el cual resultó negativo.Al quinto día, alrededor de las tres de la tarde vinieron hacerme la segunda prueba.
Me tomaron muestras de las amigdalas, también de la nariz y esperé las otras 24 o 48 horas correspondientes, que llegara el resultado.
Cuando estuvo Maday Madiedo Roque, directora de Higiene y Epidemiología me trajo la constancia sanitaria del viajero, con la cual ya podía salir del municipio.
Simplemente estuvimos los siete días sin salir de la casa, yo y mi mujer con ningún tipo de contacto, esperando el resultado.
Cuando supe que era negativo a la Covid-19, enseguida pedí permiso para salir al municipio Pinar del Río a ver a mis padres y a mi hija, porque vine directo del aeropuerto para evitar contaminarlos si acaso era positivo.
Después que los vi, regresé y estuve estacionado con mi nasobuco puesto sin salir de la casa los siete días y gracias a Dios me dieron el permiso.
Estoy viajando con él a todas partes, a donde vamos todos lo llevamos, llegamos de la calle y nos lo cambiamos, además nos lavamos manos y pies, aunque sea negativo.
El protocolo que está tomando el país y la provincia de Pinar del Río, lo veo muy bien. El chofer que me trajo del aeropuerto lo pusieron también en cuarentena, una de las cosas claves, porque si yo resulto positivo, él no puede estar saliendo de la casa.
Tiene que cumplir la misma cuarentena del viajero, una cosa lógica.Agradezco que sigan así, porque yo en cada punto tenía que enseñar mi papel para que me dejaran pasar y eso es lo que tienen que hacer.
Cada turista que no posea el documento, deberían aplicarle la ley, porque resulta peligroso”
Sin dudas ejemplos como el de Ariel Concha González son dignos de imitar para evitar posibles contagios por la Covid-19 y por el bien de toda la sociedad.