Inicio De InterésPinar del Río Seguir la historia: Un diamante de la Revolución (V y final)

Seguir la historia: Un diamante de la Revolución (V y final)

Por Redacción Radio Minas

Por: Pedro Abreu Mujica

Julito y Mario salieron por un rumbo opuesto al que tomó El Rubio, tal y como habían previsto ante cualquier contingencia. El Rubio le colocó un nuevo cargador a la pistola. Hizo unos disparos al aire para disuadir al enemigo y echó a andar por el veguerío en medio de la noche de aquel miércoles 24 de septiembre de 1958.

En menos de una hora ya estaban en el lugar de los hechos decenas de policías y soldados. El militar, antes de morir, dijo quien le había disparado. El Rubio no tenía esa intención, lo hizo obligado por las circunstancias: estaba en peligro la vida de Julito Jomarrón.

El jefe policiaco de la provincia (1) mandó traer a Mery, la madre del Rubio. La conminó para que en menos de cuatro días averiguara y le informara de su posible escondite. No obtuvo ninguna información a los cuatro días ni tampoco después. La detuvieron, torturaron y quemaron sus propiedades. También quemaron el bar La Niña, frente al cuál había ocurrido el suceso.

Cinco días de tensiones y peligros

Esta crónica resume casi cinco días de tensiones y peligros que acecharon al Rubio de Mery. Me he basado en lo que él me contó y en su diario de campaña (2).

El Rubio en su retirada volvió a cruzar el río Guamá, avanzó por el camino de La Sabaneta y salió al kilómetro 2 y medio de la carretera de Luis Lazo. Apartado de la vía caminó por el campo acercándose al Rancho Grande. Llegó hasta el final de la calle René Benítez esquina a Santa Rosa. Por allí hizo varios contactos. Uno de ellos fue con María Dolores González (Lola), miembro del Movimiento 26 de Julio. Ella lo refugió en la casa de la madre de otro combatiente del Movimiento (3).

Cuando dejó al Rubio en la casa de La Gallega, Lola salió y localizó a Luis Valdivia, jefe de acción de la región. Al día siguiente ya estaba en marcha la operación para sacar al Rubio de la ciudad y trasladarlo para las montañas donde operaban las guerrillas.

Muy temprano en la mañana, Valdivia llegó en un automóvil en compañía de Chuchú Jomarrón (4) y trasladaron al Rubio para un apartamento en los altos del edificio Santana, calle Máximo Gómez esquina a Recreo.

Al frente de este edificio estaba la llamada Universidad de Occidente, el fondo del Centro Comercial La Cueva, bajos del Hotel Globo y el área de materiales de la construcción de Fasa ferretería. Al lado radicaban las oficinas de la empresa eléctrica Hernández y hermanos.

Se empezaron a observar continuos movimientos de numerosos soldados y policías. En horas de la tarde de ese mismo día se hizo un nuevo traslado, previendo que los represores pudieran tener alguna sospecha. La tarea la cumplió Panchito Sevilla.  En una camioneta lo llevó para una casa situada a unas cuatro cuadras de distancia, pero en un barrio con características distintas, más popular,  con numerosos bares, restaurantes y en cuadras cercanas algunos renombrados prostíbulos.

En esa casa vivían Che García y su familia (5). Estaba situada en la calle Retiro entre 20 de Mayo y Polvorín. Allí permaneció unas horas. Un nuevo traslado, para una casa en La Alameda.

El Rubio era en aquellos momentos el hombre más buscado por los cuerpos represivos en toda la provincia. Las fieras del régimen lo buscaban para asesinarlo. 

Del llano a la montaña

Esa misma noche se trazó el plan para transportarlo al amanecer hasta cerca del entronque de Los Palacios, distante 50 kilómetros aproximadamente por la muy vigilada Carretera Central. Viajó en el auto Chevrolet del año 54 manejado por Moño Blanco (6). Iban tres combatientes más, entre ellos Armando Pampillo, jefe regional del Movimiento. Iban armados, listos para enfrentar al enemigo de ser necesario.

En la vía se cruzaron con numerosos autos y yipis del ejército y la policía. Le pasaron por delante a las postas reforzadas de la jefatura de la policía, la entrada del Regimiento (7) y el escuadrón de la Guardia Rural de Consolación del Sur.

En el Entronque de Herradura los paró un «caballito del diablo» (8) para multar al chófer por exceso de velocidad. Moño Blanco lo neutralizó regalándole un costoso tabaco. Después de esos minutos de inminente peligro reiniciaron el viaje hasta llegar al destino previsto: la tienda mixta y vivienda de Ventura Inclán (9), ubicada muy cerca de la carretera. Parada de los ómnibus de las rutas que cubría viajes Habana- Artemisa-Pinar del Rio y viceversa. Se conocía también como el Crucero Inclán.

La tienda mixta y vivienda de Inclán era una especie de cuartel del Movimiento 26 de Julio. Refugio de guerrilleros que bajaban con misiones al llano y de combatientes clandestinos que se dirigían a las montañas para sumarse al Ejército Rebelde. Era también centro de recepción de alimentos, medicinas, ropa y armamentos para la guerrilla.

René se quedó en la casa de Inclán. Pampillo y Moño Blanco regresaron a Pinar del Río. Éste volvería a la mañana siguiente para recoger nuevamente al Rubio, ya que la guerrilla se había movido para la costa norte y debían seguir para allá; casi la misma distancia o tal vez más lejos. Moño Blanco era muy hábil para despistar, confundir y desinformar al enemigo. No solo les regalaba muy buenos tabacos. Ese día forró el automóvil con carteles de los politiqueros candidatos a presidente, senadores y representantes de los partidos que respondan a Batista, ya que se acercaba la farsa electoral convocada para el 3 de noviembre. Para los que lo veían era un carro de propaganda política al servicio del tirano. Con ese camuflaje retomó Carretera Central y fue dejando atrás sin novedades los municipios de San Cristóbal, Candelaria, Artemisa y Guanajay. En cada uno de esos municipios había puestos de la Guardia Rural y estaciones de policía. San Cristóbal y Guanajay tenían además dos de los 7 escuadrones de la provincia.

Epicentro de la lucha guerrillera

En Guanajay dobló por la carretera del Mariel hasta llegar al Circuito Norte rumbo a Cabañas, donde localizó un contacto de la columna guerrillera Ciro Redondo, que operaba en la zona. Era el 28 de septiembre de 1958. En cuarto días se evitó que el Rubio cayera en las garras de los cuerpos represivos del régimen. Ahora se iniciaba una nueva etapa igualmente peligrosa. René El Rubio se encontraba en el epicentro de las operaciones de la Columna 2 Ciro Redondo, de nuestro Frente Guerrillero. En pocos días sobresalió por su valor y arrojo.  Fue segundo jefe de la Guerrilla del Circuito Norte, participó en todas las acciones de la columna guerrillera, entre ellas el ataque  a los carros  patrulleros del tenebroso Servicio de Inteligencia de Batista, en la  curva de la Vigía del Circuito Norte, en el tramo entre  Cabañas y  Bahía Honda (10).

Después del triunfo de la Revolución continuó puliéndose aquel diamante hasta alcanzar todo su esplendor como oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias,  donde siguió  escribiendo hermosas páginas de nuestra historia como  jefe del Batallón de  Guane,  en el enfrentamiento a desembarcos mercenarios, en las trincheras cuando Girón y la Crisis de Octubre; en la Lucha contra bandidos en varios municipios montañosos;  jefe del grupo que dentro de la Operación Comando,  cumplió la misión de liquidar la última banda enemiga que operó en las montañas pinareñas, en diciembre de 1963. Realizó estudios superiores en la Unión Soviética. Alcanzó el grado de teniente coronel. Su vida fue la Revolución.

Notas:

  1. El Comandante José Chipi Gener, jefe de la Sexta División de la Policía Nacional, cometió numerosos crimenes. Fue juzgado por el Tribunal Revolucionario y condenado a muerte por fusilamiento.
  2. RENÉ GONZÁLEZ NOVALES, Al pie del Rubí, Editorial Verde Olivo, año 2008
  3. La Gallega, madre de Berto Mirabal (El Zurdo), miembro del Movimiento 26 de Julio. Esta casa ofrecía mejores condiciones de seguridad.
  4. Combatiente del Movimiento 26 de Julio, hermano de Julito Jomarron Loti.
  5. José María García Oramas (Che),  era propietario de un punto de venta (vidriera) en los bajos del Hotel Ricardo. De procedencia política auténtica,  se incorporó al Movimiento 26 de Julio en la lucha insurreccional.
  6. Isidro Barredo. Posteriormente fue asesinado por el comandante Jacinto García Menocal, jefe del Escuadrón de San Cristóbal,  que al igual que Ventura Novo en La Habana, ejercía su cruel actividad en cualquier lugar dentro o fuera de su jurisdicción.
  7. Sexto distrito militar. La fortaleza del Ejército más importante de la provincia.
  8. Así le decía la población a las motocicletas del Servicio de Vigilancia de Carreteras, uno de los cuerpos del Ejército.
  9. Daniel Inclán, hijo de Ventura Inclán, fue militante clandestino del Movimiento 26 de Julio. Guardó prisión por sus actividades insurreccionales. Después del triunfo de la Revolución fue secretario general de la FEU de la Universidad de La Habana. Como médico prestó servicios en las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
  10. PEDRO ABREU MUJICA, Seguir la historia: El ataque a las perseguidoras. www.radiominas.icrt.cu 17 de noviembre del 2024.

Publicaciones Relacionadas

Dejenos su Comentario