Dayanis Páez Sánchez es Licenciada en Higiene y Epidemiologia. Reside en el consejo popular La Sabana, al norte de Minas de Matahambre donde enfrenta desde marzo de 2020 una labor sin precedentes en su vida profesional, lo que toca también en el plano personal. La causante es la Covid-19 con su presencia en Cuba.
«Era algo nuevo que nunca habíamos vivido. Fue difícil adaptarnos a las nuevas normas. La mascarilla era casi imposible de llevar, primero por la falta de costumbre, después porque comenzaba un período caluroso. Nos daba una sensación de ahogo. En fin resultaba casi insoportable.
Pero, lo más difícil sucedió después cuando comenzaron a aparecer casos sospechosos, porque además del temor, tuve que usar el traje protector de una sola pieza.
Fue todo un reto por el calor extremo que sentía durante el verano. En ocasiones lo tuve puesto todo el día o tenía que sustituirlo por otro, a partir de estar en contacto con casos sospechosos o por un cambio de transporte. Era muy difícil evacuar las necesidades fisiológicas.
Ya son muchos meses y siento agotamiento físico, pero saco fuerzas cada mañana cuando pienso que tengo tanto que hacer por la salud del pueblo.
Esta etapa, desde mediados de enero con el rebrote de la pandemia en esta zona, superó toda imaginación, nunca pensé que pasaríamos por esto. De hecho creíamos que todo pasaría pronto sin males mayores y no fue así.
He tenido días de trabajar 24 horas y continuar al día siguiente por la cantidad de pacientes en traslado hacia los centros de aislamiento, y los debo acompañar.
Muchas veces desatiendo el hogar y la familia para cumplir con cada tarea para evitar que se propague el virus.
Hoy el trabajo en nuestra comunidad en cuarentena exige de mayor esfuerzo, no se permite descanso, aunque no puedo descuidar las medidas de mi protección individual.
Seguiré en esta batalla aunque sea sin descanso porque sé que la salud de la gente depende, un tanto del trabajo que hago. Eso también me da satisfacción.»
A Dayanis es común verla en recorridos por la comunidad controlando la calidad de las pesquisas y el cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias, en la exhortación al uso del nasobuco y de todo cuanto pueda combatir la pandemia, porque fue testigo, por esa causa, del dolor y las lágrimas ajenas que hizo suyas.