Casi todos los comentarios de los grandes medios occidentales, al referirse al resultado de las elecciones en Ecuador, hablan de la «derrota del correísmo».
Sin embargo, son varios los factores causantes del brusco cambio entre el resultado de la primera vuelta (Arauz 32,72 %, y Lasso 19,74 %) y el de este domingo, cuando Guillermo Lasso obtuvo un 52,46 % y Arauz un 47,54 %.
Aunque Andrés Arauz acudía a las elecciones como representante de la alianza Unión por la Esperanza, para nadie es un secreto que se presentó como seguidor de Correa, comprometido con cambiar los efectos del sistema neoliberal impuesto por Lenín Moreno.
No se puede obviar el papel de la prensa ecuatoriana en el desenlace final del pasado domingo. No había un día en que dejaran de aparecer artículos contra el exgobernante Correa, acentuando las acusaciones que, contra él, se han hecho, sin prueba alguna, y censurando, en todo momento, la posible vuelta al gobierno de alguno de sus representantes. No pocas veces se describía a Correa como «prófugo de la justicia» ecuatoriana.
En la etapa final, incluso, los dardos se lanzaron directamente contra Arauz. Habría que ver cuánto daño pudo hacer, a la posibilidad de un gobierno de izquierda en Ecuador, el hecho de que aparecieran otros aspirantes, en la primera vuelta, de agrupaciones supuestamente izquierdistas, como el representante indígena, Yaku Pérez, quien llamó a sus seguidores al voto nulo, y el de Izquierda Democrática, Xavier Hervas, que aseguró que votaría por Lasso.
En la primera vuelta del 7 de febrero, las fuerzas consideradas «de izquierda» Unión por la Esperanza; el brazo político del movimiento indígena (Pachakutik), liderado por Yaku Pérez, y la Izquierda Democrática, obtuvieron casi el 67 % de los votos; lo que indica que, de estar unidos, no habría fuerza capaz de derrotar a su representante en la segunda vuelta.
Pero no fue así. Incluso, en este ambiente, contra toda posibilidad de un regreso de la izquierda al Gobierno ecuatoriano, el diario estadounidense The New York Times, refiriéndose a la probabilidad de que Arauz ganara, tituló un comentario de la siguiente forma: «Ecuador debe impedir el regreso del correísmo».