La creación artística literaria continuó en ascenso en Minas de Matahambre durante el 2020, a pesar de las condiciones excepcionales que impuso la COVID-19. Los artistas profesionales y aficionados desde sus casas hicieron que el arte más genuino brotara sin mayores complicaciones.
Elvis Céllez, maestro del expresionismo, hizo de sus lienzos el mejor hábitat de las ideas donde forjó más de una pieza. No detuvo el pincel y a través de manchas, en movimientos libres, reflejó un universo exclusivo del cual es dueño absoluto.
Esta vez nuevos rostros y figuras aparecieron para recrear dimensiones impensables. Céllez está listo ahora para exponer en galerías nacionales. Supo aprovechar el tiempo de aislamiento social para hacer de la plástica, el mejor de los remansos.
También la agrupación musical SL La Nueva Talla prosiguió con sus ensayos en el patio de la vivienda de Israel Dovales. El director de la agrupación no se dio por vencido, reunió a sus músicos una y otra vez. Sabía que la sistematicidad era un factor decisivo para que la propuesta sonora siguiera su marcha imparable.
Por esta razón más de un tema surgió, en medio de la pandemia. Cuando las condiciones sociales así lo permita la agrupación hará bailar a más de un minero.
Otros músicos jóvenes grabaron sus propias creaciones y las lanzaron, a través de las diferentes redes sociales y youtube. Los más arriesgados trasmitieron en directo y establecieron comunicación con un público diverso de los cuales recibieron opiniones que enriquecen su quehacer.
Por su parte la escritora Maritza Ramos aprovechó este tiempo de recogimiento en el hogar y escribió un libro dedicado a los niños. Con la humanización de cubiertos y vajilla de cocina, recreó una historia muy original donde los más pequeños disfrutarán al máximo.
El arte sobrevivió a la pandemia. Los deseos de transgredir la realidad se impusieron.