«Habrá que estar eternamente agradecidos a la ciencia cubana», subrayó el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en un encuentro que sostuvo este viernes en el Palacio de la Revolución con varios miembros de la Academia de Ciencias de Cuba, como parte de los intercambios que ha estado sosteniendo con diferentes sectores de la sociedad cubana.
El Jefe de Estado recordó cómo, convencidos de que no íbamos a lograr que nos ofertaran vacunas contra la COVID-19, dijimos a los científicos cubanos ─ conociendo su calidad, su empeño, su compromiso─ que nosotros no venceríamos esto si no teníamos soberanía, y para eso había que buscar la vacuna cubana contra el virus.
A cuatro meses, rememoró, teníamos dos candidatos vacunales; un mes después, el tercero; y poco más adelante teníamos cinco candidatos vacunales, que han ido evolucionando y tres ya son vacunas.
«Eso es grandeza, eso es orgullo nacional, eso tiene que ser respeto y admiración para nuestros científicos y la obra fundacional que nos llevó a ello, que indudablemente fue el pensamiento del Comandante en Jefe».
Durante el diálogo, que se prolongó por más de tres horas en el conocido Salón Portocarrero, el mandatario refirió que estamos apostando a lograr una cultura de actuación, de pensamiento, de que en todo lo que vayamos a enfrentar se acuda automáticamente a la investigación científica, buscando innovación para resolver los problemas.
Que así actúen nuestros cuadros, dijo el Presidente, que así actúen nuestras instituciones, que así actúe todo nuestro sistema. Estoy convencido de que lo podemos hacer porque se ha logrado ya en un grupo de ámbitos; y también hay que entender que es un proceso paulatino y algunas instituciones deberán madurar más.
Estamos sumamente agradecidos, comentó Díaz-Canel, de cómo ha sido el apoyo de la ciencia cubana, sobre todo en este momento muy duro y complejo, del que estamos saliendo gracias a ella.
LA CIENCIA TIENE LA PALABRA
El enfrentamiento a la COVID-19 marcó un antes y un después en los tiempos para hacer ciencia y definió muchas cosas para el mundo científico cubano, así lo consideró el Presidente de la Academia de Ciencias, Luis Velázquez Pérez, quien calificó de gran impacto el sistema de gestión del Gobierno para hacer frente a la epidemia.
Esa idea fue reiterada por varios de los académicos reunidos este viernes con el Presidente Díaz-Canel, entre ellos el investigador Carlos Cabal Mirabal que opinó que muchas veces somos lentos en el quehacer de la ciencia. Tenemos que imprimirle la misma dinámica que se logró para obtener las vacunas contra la COVID-19, cuando se consiguió en pocos meses lo que muchos países no tienen en años.
Ese ritmo, demandó, es imperioso, por los muchos problemas que tenemos en el país y por el ritmo del mundo, que no lo marcan las naciones pobres, sino las grandes transnacionales. No podemos llegar a la cúspide para luego descender, debemos mantener el ritmo, los canales y los métodos que se implementaron durante la pandemia y también en los tiempos fundacionales del Comandante en Jefe.
Igualmente, para Tania Crombet Ramos, investigadora del Centro de Inmunología Molecular, la pandemia de la COVID-19 ha sido una escuela en lo que se refiere a la rapidez de la implementación de los resultados científicos. Se ha trabajado con celeridad y eficacia, dijo.
Un aprendizaje positivo, abundó, ha sido el reposicionamiento y la reevaluación de varios medicamentos. Hemos aprendido que un grupo grande de ellos sirve no solo para su indicación original, y que se pueden refrescar las patentes. La mayoría de los medicamentos innovadores que han repercutido en la reducción de la severidad y la mortalidad de la COVID-19 tienen como diana la inflamación, y la inflamación es el sustento de muchas enfermedades crónicas.
No podemos pensar, ejemplificó, que el Nimotuzumab tiene 20 años en el tratamiento del cáncer y no sirve para otras indicaciones, como lo está demostrando en el caso del paciente severo con COVID-19.
Crombet Ramos, por otro lado, consideró asignatura pendiente la informatización de la información médica. No tenemos aún las historias clínicas, las imágenes radiográficas, ni los laboratorios digitales, y eso entorpece la interpretación de los datos. De lo contrario, hubiéramos sido más eficientes y hubiéramos podido diagnosticar mejor al paciente.
También para Alejandro Lage Castellanos, profesor de la facultad de Física de la Universidad de La Habana, el manejo de los datos de la pandemia pudo haber sido mucho más moderno. Y propuso una reunión de científicos para analizar qué se hizo bien, qué se hizo mal, y poder prepararnos de cara a otras contingencias de este tipo.
Consuelo Macías Abraham, directora del Instituto de Hematología e Inmunología, reflexionó sobre la integración lograda entre el Ministerio de Salud Pública, BioCubaFarma y otras instituciones durante más de un año y medio de enfrentamiento a la COVID-19. La creación de grupos de trabajo, acotó, permitió tomar decisiones integradas y efectivas.
La doctora María Guadalupe Guzmán Tirado, del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, alertó de otros desafíos de salud en Cuba, más allá de la COVID-19, como el dengue, un problema histórico para la Isla; la pandemia de la resistencia a los antimicrobianos; la tuberculosis, en la que podemos ir a su eliminación en el país; y el cáncer.
El debate giró también en torno a los recursos humanos, a la preparación de los jóvenes y a la necesidad de motivarlos por las ramas de las ciencias. Asimismo, se habló de Economía Política y de la urgencia de retomar esa asignatura en las universidades; y de que la ciencia se adelante a la política en los análisis, el pronóstico y la propuesta.
La doctora Marta Prieto Valdés pidió que las ciencias sociales sean más utilizadas en el proceso de toma de decisiones políticas cotidianas, a todos los niveles. Se ha acostumbrado, señaló, a dejar las ciencias sociales para después, para que expliquen, para que justifiquen.
En cambio, las ciencias sociales tienen que servir como elemento de previsión, de advertencia, de señalamiento de problemáticas que están por venir, de sugerir medidas que puedan ayudar a aminorar determinadas consecuencias que se puedan manifestar, explicó.
Este encuentro ─que se suma a otros que semanalmente se suceden en el Palacio de la Revolución con científicos de disímiles áreas del conocimiento─ forma parte de los intercambios que el Presidente está sosteniendo con diversos actores de la sociedad. Hasta la fecha, Díaz-Canel se ha reunido con empresarios, religiosos, líderes comunitarios, juristas, productores agropecuarios, emprendedores, mujeres, estudiantes, la comunidad LGBTIQ+, periodistas, economistas.