Un hermoso huerto de hortalizas llama la atención de los que pasan por una de las esquinas en la circunscripción 12 del consejo popular La Sabana, al norte de Minas de Matahambre.
Los conocimientos obtenidos en su carrera de Ingeniería Agropecuaria a punto de concluir, unido al amor creciente por su futura profesión, así como la seguridad de los beneficios para la economía familiar, fueron los motivos que impulsaron a Lisander Luís González a desarrollar esta siembra, a pesar del reducido espacio con que contaba.
Todo inició por el gusto que comencé a adquirir por los cultivos, a través de las prácticas de la Universidad.
Sabía que para obtener una buena producción de hortalizas bastaba sólo un pedacito de tierra. Embullé a mi papá que por cuestión de espacio, además del mucho trabajo que esto implicaría, no estaba muy convencido.
Iniciamos con la identificación en nuestro propio patio de los pedacitos aprovechables y posteriormente preparamos los canteritos; luego salimos en busca de tierra virgen, es decir tierra que estuviera sin cultivar en años, lo que proporciona fertilidad.
Toda la semilla la adquirimos en el mercado botánico de Pinar del Río, semilla de calidad. Preparamos los semilleros en fregaderos en desuso que podíamos transportar para alejarlos de las inclemencias del tiempo.
Sembramos acelgas, tomate, col, zanahoria, lechuga, habichuela y pepino. Para estos últimos implementamos la agricultura vertical que es una alternativa para aprovechar espacio, que consiste en proporcionar a la planta un sistema de trepadera, a través de varas clavadas en la tierra.
Sembramos algunos condimentos como: ajo puerro, pimiento, ají y apio
La imaginación se adelanta a ver el fruto
Mientras sembraba ya me imaginaba la evolución de las plantas como mismo lo podía percibir en mis prácticas de estudio y las veía hermosas, como están ahora.Muchas ya están de provecho, recogimos tomate y pepino, las coles demoran un poquito porque son de más tiempo, pero se ven muy bonitas.
No hablamos de venta porque es poca la producción, pero regalarle a los vecinos, lo que obtenemos nos sirve de placer y orgullo.
Queremos seguir, donde sacamos una mata sembramos otra. Agradezco a mi papá que me apoyó en todo, incluso cuando estoy en la universidad, él las atiende sólo, a veces me llama por teléfono para consultarme sobre alguna duda, yo le digo lo que hay que hacer y él lo hace.
El esfuerzo es innegable; no obstante el resultado obtenido motiva a Lisander y a su familia a continuar esforzándose en el cultivo de su pedacito.