Su paso apurado y mirada, casi siempre al piso, es muestra de su humildad y sencillez. También lo caracteriza el servicio a los demás.
Jubilado, pero con un alto compromiso con la Patria, Reynaldo Bernall LLoret residente al norte de Minas de Matahambre dedica, en estos momentos, la mayor parte de su tiempo a la mensajería, una labor primordial en tiempos de cuarentena por pandemia.
Algunas personas de mi familia resultaron contactos del primer caso positivo a la Covid-19 que hubo aquí en la zona, (que también fue el primero en el municipio) y comencé a servirles con la mensajería.
Después decretaron cuarentena en el mes de enero de este año y a pedido del delegado del poder popular,accedí a atender a varias familias en la zona de los edificios multifamiliares donde vivo.Lo hice con mucha disposición,sabia de la necesidad de que las personas quedaran en sus casas para evitar contagios por la pandemia y empecé.
Al levantar esa cuarentena,me sentí libre de un gran peso porque realmente la tarea era dura. Lamentablemente la localidad está de nuevo en cuarentena;y yo también de mensajero.
Es agotador porque tengo clientes en dos bodegas.Me levanto a las cinco de la mañana porque hay que hacer muchas colas diarias porque todos los días tenemos, algo que repartirle a la gente aunque sea el pan y el yogurt.
Tengo días que al terminar la jornada no sirvo para nada,como decimos los cubanos. Siento satisfacción de lo que hago sobre todo cuando veo el agradecimiento de las personas.
Aunque a veces,también me molesto porque algunos creen que el mensajero tiene que traerles todo lo que quieren, sea lo que sea.
Y no es así;el mensajero está para llevarle lo imprescindible porque ellos son muchos y el mensajero uno sólo. De todas formas creo que es una labor importante porque ayuda a combatirla pandemia
Reynaldo es uno de los mensajeros más destacados de su zona que con su labor impregna un toque de amor en esta lucha que tiene a Cuba, 16 meses trabajando sin tregua.
