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Seguir la historia: Centenario de un héroe (10)

Por Redacción Radio Minas

Entrevista con Julio Camacho Aguilera
Un sobrereviente

Por: Pedro Abreu Mujica

Camacho se salvó de milagro, como decimos los creyentes y no creyentes. Cuando aquello tenía 33 años de edad y afortunadamente vivió más de un siglo, aunque incontables veces estuvo en peligro de morir en manos del enemigo. Aquella noche lo encerraron en el maletero de un carro. Lo bajaron en una cuneta. El capitán Evelio Mata, tan asesino como su jefe Ventura Novo, estaba a punto de halar el gatillo de su pistola, cuando uno de sus hombres le gritó que no disparara que se acercaba un vehículo haciendo señales con las luces.

Era el coronel Esteban Ventura Novo. Venía a buscar a Camacho, porque tenía el compromiso con el jefe militar  de Las Villas (1) de mandarlo para esa provincia. «Que lo maten ellos», expresó el siniestro personaje.

Lo trajeron nuevamente para el calabozo de la Quinta Estación, después lo llevaron para el SIM (2) donde también lo interrogaron, pero por mucho menos tiempo,  hasta que por fin lo trasladaron preso para Santa Clara.

El alto mando del ejército de Batista, estaba interesado en interrogar a  Camacho en profundidad, por las sospechas que tenía de su participación en el levantamiento cívico-militar del 5 de septiembre en la ciudad de Cienfuegos. Fue esto, paradójicamente, lo  que le salvó la vida, en los mismos instantes en que iba a ser asesinado.

Camacho tuvo varios nombres de guerra. En La Habana se llamaba Gastón y Jacobo en Las Villas. De los presos de Cienfuegos, que eran más de 50, ninguno dijo que él era Jacobo. «Si hablan de Jacobo, me fastidian», comentó nuestro entrevistado. No le pudieron probar su participación en el levantamiento de Cienfuegos (3).

En Las Villas  los presos políticos se declararon en huelga de hambre,  como en La Habana y otras prisiones del país. Para disipar la revuelta, los separaron. Entonces  enviaron a Camacho a Santiago de Cuba, para ser juzgado por los sucesos del 30 de noviembre de 1956. Compartió la prisión de Boniato con Armando Hart Dávalos y Javier Pazos.(4)

Después de tres vistas en las que el juicio no llegó a celebrarse, porque no asistió el acusador principal (5) , fue puesto en libertad condicional. Se le unió Gina (nombre de guerra: Sonia) y ambos pasaron a la clandestinidad en la capital oriental. Ellos querían ir para la Sierra Maestra, pero la dirección del Movimiento decidió que Camacho debía regresar a La Habana para apoyar a Faustino Pérez (6) en lo que sería la Huelga General Revolucionaria del 9 de abril de 1958..Gina lo acompañó (7).

Notas:

  1. José Fernández Rey, coronel jefe militar de la provincia de Las Villas. Anteriormente había ocupado el mismo cargo en  la provincia de Pinar del Río. En 1958 fue ascendido a General de brigada y designado jefe de personal del Ejército,  a nivel nacional.
  2. Servicio de Inteligencia Militar.
  3. Cienfuegos,  una de las ciudades más importantes de Cuba. Como municipio pertenecía a la provincia de Las Villas.
  4. Armando Hart Dávalos, miembro de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio. Javier Pazos, miembro del Movimiento 26 de Julio. Fueron apresados al bajar de una visita efectuada a la Sierra Maestra.
  5. El coronel Casillas Lumpuy,  siendo capitan de la Guardia Rural asesinó, en 1948, en Manzanillo, al  líder obrero comunista azucarero Jesús Menéndez. Casillas también habia sido  supervisor del Reclusorio Nacional de Isla de Pinos. Según Ecured: «Fue jefe de operaciones del Ejército en la Sierra Maestra entre enero y abril de 1957 ―cuando la guerrilla revolucionaria dirigida por Fidel Castro se encontraba en sus inicios―. A  pesar de los asesinatos y el terror que sembró entre la masa campesina de la zona no pudo aniquilar la guerrilla. A finales de 1958 desempeñó  la jefatura del Distrito Militar No. 3 Leoncio Vidal o Regimiento de Las Villas El 28 de diciembre de 1958 fue capturado en Santa Clara por el Ejército Rebelde y el 2 de enero de 1959 fue fusilado, después de juzgado y comprobarse sus múltiples crimenes».
  6. . LEYVA PAGÁN, Georgina. Historia de una gesta libertaria 1952-1958, Editorial Ciencias Sociales,  2014.. Pág. 199.

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