Por: Pedro Abreu Mujica
En octubre del pasado año escribí en esta página la crónica El fundador de Radio Guamá, en homenaje al primer director que tuvo la emisora, nuestro hermano Silvito Álvarez Pérez. Radio Guamá estaba celebrando en aquellos días su 54 aniversario. Ahora su colectivo se prepara para el cercano 55 aniversario y como parte del plan, está grabando testimonios, entre ellos el mío, donde se recordará el aporte que significó la etapa de Silvito, no solo en la creación de Radio Guamá, sino de la radiodifusión provincial y nacional, porque también desempeñó los cargos de Delegado Provincial del ICRT en Pinar del Río y vicepresidente del organismo a nivel nacional.
Hoy recordamos el quinto aniversario del vacío que dejó en nosotros, sus amigos, compañeros y hermanos desde la temprana juventud. El 11 de julio del 2019, le dejó de latir el corazón. Tenía 78 años de edad.
Poco después de las 10 de la mañana, mientras chequeaba la chapea del andén del ferrocarril de Expocuba, nos golpeó la noticia, aunque seguíamos de cerca el estado de su salud durante cerca de 10 meses, luchando contra las secuelas de graves afecciones neurológicas, con una adecuada y oportuna atención médica. Cuando terminó la llamada telefónica que me hizo su esposa, me comuniqué con sus también hermanos de lucha Rene González Novales y Andrés Peraza Dib.
Inmediatamente los 3 fuimos a su hogar, donde aún estaba su cuerpo inerte, a rendirle homenaje con nuestra presencia y acompañamiento y darle el apoyo solidario a la familia, en nombre propio, pero también de todas las compañeras y compañeros revolucionarios de nuestro amado Pinar del Río.
Evocamos pasajes y recuerdos imborrables. José Martí sentenció: La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida. A Silvito puede aplicársele muy justamente esta idea martiana.
Silvito fue un niño héroe en su tierra natal. Combatió con arrojo y sin tregua la horrenda tiranía de Batista.
Surgió de las capas más humildes de la entonces Cenicienta de Cuba.
Nació el 11de enero de 1941, en una zona intrincada del municipio La Palma. De cuna pobre, pero honrada. Sus padres Sandalio y Emelina.
Era tanta la miseria, que aquella familia campesina emigró a la ciudad capital buscando nuevos horizontes y fueron a vivir a uno de los barrios más pobres, el Rancho Grande, donde hervía la rebeldía y el patriotismo.
Desde niño tuvo que trabajar, al igual que sus hermanos, para ayudar al sustento familiar.
Casi adolescente se integró, en 1957, a una célula del Movimiento 26 de Julio y formó parte de un grupo de acción y sabotaje, bajo las órdenes de valientes jefes clandestinos, entre ellos Rafael Ferro Macias, Antonio Peraza Dib, Jesús Suárez Gayol y Armando Pampillo.
Silvito participó activamente en la Huelga General de 1957 por el asesinato de Frank País, en el salvajemente tiroteado por la policía entierro de Celso Maragota Lara, en la Huelga General Revolucionaria del 9 de abril de 1958, en numerosas manifestaciones y actividades anti batistianas.
Silvito se convirtió en uno de los combatientes insurreccionales más destacados de la provincia. El comandante Rafael Ferro Macías, Ferrito, símbolo de la juventud revolucionaria pinareña, lo quería y lo tenía como un hermano, y como uno de sus hombres más cercanos y de absoluta confianza.
Ferrito ofrendó su vida en combate el 18 de agosto de 1958. Un miembro del ejército de la tiranía que había prometido su colaboración para que el Movimiento adquiriera armas, lo traicionó. Las fuerzas represivas le tendieron una encerrona, pero él combatió heroicamente hasta que cayó víctima de la metralla enemiga.
El Moviente condenó a muerte el traidor, un cabo o sargento llamado César. Silvito fue uno de los ejecutores del atentado que, aunque no le causó la muerte, le ocasionó graves heridas.
Los cuerpos represivos persiguieron con saña e insistencia a Silvito y este burló muchas veces esa persecución y salvó su vida.
Cuando ya no le fue posible continuar clandestinamente en la pequeña ciudad, en septiembre de 1958, marchó a Ceja del Negro y fue uno de los fundadores y segundo jefe del Destacamento Guerrillero Rafael Ferro Macías.
Con el triunfo de la Revolución, Silvito se convirtió en un constructor de la obra revolucionaria dirigida por Fidel.
Ocupó y cumplió cabalmente con importantes responsabilidades en el frente de la defensa, especialmente en los días de la invasión de Playa Girón, la Crisis de Octubre y la lucha contra bandidos.
Con gran esfuerzo venció su bajo nivel escolar y llegó a graduarse de Licenciado en Historia.
Su pecho se cubrió de merecidas condecoraciones. Después de 5 años sigue presente entre nosotros.