Humberto González Fundora, guarda en su corazón infinidad de historias que al contar combina con una jocosidad innata, dándoles un toque de magia.
Sin embargo algo parece anudar su garganta cuando como sacado de abajo de la manga, aparece en su conversación un nombre: Camilo Cienfuegos.
González Fundora reside actualmente en el consejo popular La Sabana, al norte de Minas de Matahambre, pero no siempre fue así. Es oriundo de Yaguajay.
«El pueblo que Camilo liberó». Comenta haciendo un pequeño alto en su relato, que continúa casi sin exhalar el aire, con entrañable emotividad y con toda la locuacidad que posee.
Entonces esta reportera cambia de momento el motivo de la entrevista para conocer de este suceso.
Humberto no se hace de rogar.
De pequeño pudo ver a Camilo de cerca, casi por casualidad, pero el breve instante nunca salió de su mente.
Contaba diez años cuando desapareció el Héroe de Yaguajay.
Recordó la falsa alarma de su aparición, cuando comenzó a sonar la sirena del central y el pueblo corrió hacia el cuartel para verlo de nuevo y de la tristeza de todos al descubrir la verdad.
En el primer acto de recordación del fatídico acontecimiento, Humberto portaba «una barba negra, un traje verde olivo y grados de comandante», representando a Camilo.
«Conocía parte del último discurso de Camilo y lo recité, imitando también su voz.»
La emoción de los presentes fue grande y esto motivó a Humberto a presentarse en cada homenaje al Héroe de Yaguajay con la frase de Bonifacio Virne, citada por Camilo.
Uno de sus anhelos es revivir estos recuerdos en su tierra natal y con sus viejas amistades. Aquellas que también lo conocieron y que su actuación les hacia correr lágrimas por las mejillas.
El propio Humberto al recordar y narrar cada detalle se emociona a tal punto de que en momentos se le entrecortan las palabras.
Cada 28 de octubre es día en que en las manos de este hombre, al parecer rudo pero de tierno corazón y cultura insospechada, no falta una flor para Camilo.