Juan María Hernández Díaz, residente en el consejo popular La Sabana al norte de Minas de Matahambre, sufrió en el 2011 la amputación de una de sus piernas a causa de una insuficiencia vascular crónica.
Aunque no fue fácil, rehacer su vida se impuso con voluntad y aprendió un oficio que hoy le colma de satisfacción.
«Soy licenciado en derecho penal aunque lo ejercí por poco tiempo.Vivía en el municipio Consolación del Sur donde me desempeñé como director la Empresa pecuaria por seis años.
Este cargo también lo realicé por tres años en Los Palacios. Además fui profesor adjunto de la Universidad Hermanos Saiz de Pinar del Río y sus sedes en los municipios de Consolación y Los Palacios.
Cuando me vi sin la pierna fue dificil.Mi vida se ensombreció. No quise ser una carga para mi familia.Aprendí a tallar madera con cierta facilidad porque me gustaba.
Me enamoré de este trabajo.Me encanta el trabajo con líneas curvas porque le dan vida a la obra, aunque son más difíciles.
Cada trabajo comienza con el trazado, después con el buril le doy la forma, con la gubia busco profundidad y luego elimino asperezas.
Cuando concluyo una obra que inicio en un pedazo de madera en bruto siento gran regocijo. Problemas de salud que aún persisten no me permiten afiliarme al trabajo por cuenta propia.
No obstante poder comercializar mis pequeñas producciones, lo agradezco a la Asociación de Limitados Físico Motores a través del Fondo de Bienes Culturales.»
Siempre que su salud se lo permite, sentado a su mesa de trabajo, con el buril y la gubia junto al mazo y otros enseres convierte pedazos de madera en finas piezas decorativas.
La limitación no limita a Juan a desarrollarse de un manera útil a la sociedad lo que colma su vida de satisfacción.