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Poeta, poesía o lenguaje del alma

Por Juan M González Cabanas
Poema Viajero de Dulce María Loynaz

El poeta no es un ser normal, es lo primero que deben todos comprender y no lo es porque percibe realidades subjetivas o paranormales que otros nunca van a divisar. Está condicionado para sobrepasar fronteras sensoriales por encima de la mayoría de los humanos, entrar a otros planos inexistentes para las multitudes.

Por esta razón el escritor que concibe versos se torna tan especial para el amplio público que lo busca y reclama. Sucede que en pocas líneas el vate plasma un contenido profundo que sintetiza miles de cuartillas. Basta pocas palabras para estremecer a millones de lectores.

Por ejemplo la escritora cubana Dulce María Loynaz en breves términos expresó: «Yo soy como el viajero que llega a un puerto y no lo espera nadie; Soy el viajero tímido que pasa entre abrazos ajenos y sonrisas que no son para él… Como el viajero solo que se alza el cuello del abrigo en el gran muelle frío«.

¡Cuánto significado tienen estos versos que los lectores asociarán con sus experiencias personales¡

Así mismo sobrecoge también el peruano César Vallejo al afirmar:

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte
.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada
.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Como ven, la poesía es infinita porque eternas son las vivencias del hombre. Todo lo que acontece es absorbido como un gran agujero negro del universo, por la fuerza vivificadora de la poética.

A través de cada idea concebida por el creador, este deja una huella imborrable en la memoria de cada generación.

El poeta es como el profeta que horada en la cima más elevada de la montaña, el destino de la humanidad.

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