Por: Pedro Abreu Mujica
Han pasado 68 años y no se me ha olvidado lo que mi ojos y oídos de niño vieron y oyeron en el hoy ya lejano amanecer del 24 de noviembre de 1955. Como a diario, caminaba por la calle Palma, rumbo a la panadería Portilla, cerca de La Loma de la Quinta y de la Emisora Radio W (1).
Al doblar por Freije (2), casi en la esquina, vivían los hermanos Segundo y Pepe Rodríguez, conocidos dirigentes estudiantiles del Instituto de Segunda Enseñanza, opuestos virilmente al régimen tiránico, marchaban en las primeras filas de las manifestaciones estudiantiles, gritando en plena vía pública: ¡Abajo Batista! ¡Viva Fidel Castro! ¡Viva la Revolución! Varias veces fueron apaleados y detenidos en la Estación de la Policía o en el cercano Escuadrón 19 de la Guardia Rural.
Entonces, Segundo Rodríguez sé asomó a la puerta del portal de su casa y me llamó. En voz baja, me dijo: Desde la madrugada hay bomberos y policías allá arriba (se refería al final de la corta calle), averigua que pasó y regresas a decírmelo. Y así lo hice.
En los alrededores y dentro del pequeño local de la Emisora Radio W vi a numerosos policías, bomberos y hombres vestidos de civil; al jefe de la Policía de Pinar del Río, el Ayudante del jefe del Regimiento del Ejército en la provincia y su hermano periodista radial, ambos furibundos batistianos. El primero, archiconocido abusador y torturador (3); el otro, vocero asalariado de la dictadura que tenía dos espacios noticiosos en la Emisora CMAB titulados Comentarios Condensados y Qué Pasa en Pinar del Río. Escuché a este último decirle al propietario de la Emisora Radio W, -a quién conocía muy bien porque residía en el barrio (4)-, ”ya ves, aquí tienes, te metieron candela por defender a Batista y por casualidad no se quemó la planta» (el transmisor). (5) Observé la ventana y la consola de audio quemadas, como aficionado a la radio conocía y tenía amistad y pude entrar a pesar de los policías. Regresé y les informé a Segundo y a Pepe.
El primer sabotaje
El 19 de abril del 2019, pasadas 6 décadas nuestro hermano Daniel Valdés Sierra (Titico) me habló de ese sabotaje. Yo no sabía que él fue uno de los dos autores, tampoco él conocía lo que yo había visto unas horas después.
La dirección del Movimiento 26 de Julio decidió realizar lo que sería el primer sabotaje efectuado en la ciudad de Pinar del Río, contra la tiranía el 23 de noviembre de 1955.
El legendario jefe de Acción y Sabotaje, Andrés Orta Pagés, designó a 2 jóvenes que militaban en la organización insurreccional recién fundada: Daniel Valdés Sierra (Titico) y Rafael Podadera Rivero, operador de audio de la Emisora CMAB y vecino cercano de la W.
Titico recuerda: “Andrés Orta me designó para dirigir la operación, explicándonos, que se tomó la decisión de silenciar la estación Radio W (6), pues en ella un politiquero batistiano arremetía contra Fidel diariamente. El día señalado me reuní con Andrés y en su auto situamos 10 litros de gasolina, una pata de cabra y un pedazo de madera con una estopa en la punta, lo pusimos todo en un herbazal cercano al edificio de la estación de radio ya que la quema debía realizarse antes de las 12 de la noche. Andrés me dijo que Podadera me acompañaría y que este tenía la copia de la llave de la puerta de la estación de radio.
“Andrés nos indicó que debíamos ir armados y le entregó a Podadera un revólver calibre 38. Yo llevé una pistola calibre 38 que poseía desde hacía algún tiempo. A las 11 de la noche Podadera se reunió conmigo en el Hotel La Marina donde yo guardaba mi arma, ya que mi padre era el administrador. Partimos para la estación de radio situada en la calle Cuarteles frente a la clínica La Quinta y al llegar recogimos los materiales que habíamos situado cerca de allí.
“Al tratar de abrir la puerta con la llave, -prosigue Titico-, resultó imposible hacerlo, por lo que fuimos por la parte de atrás y con la pata de cabra rompimos la persiana de una ventana y a través de ella tiré la gasolina que encendí con la estopa enredada en el pedazo de madera que tiré por la ventana.
«Pero cometí el error de pararme frente a la ventana y la bola de candela que salió me quemó pestañas y casi me quema la cara, todo esto mientras Podadera vigilaba al frente y un momento antes de encender el fuego fue necesario interrumpir lo que estaba haciendo, pues venía por la calle un policía que entró en una panadería cercana. Al marcharse el policía, continué tratando de romper las persianas de la ventana y Podadera daría chiflidos para avisar de cualquier peligro». Cumplida la peligrosa misión cada uno salió por un camino diferente.
Para resumir, Titico expresó: “Han pasado 64 años de este hecho y he tratado de ser lo más fiel al relatar lo sucedido en aquel momento que fue considerado por la dirección del Movimiento como el primer sabotaje ejecutado por el recién organizado Movimiento 26 de Julio en Pinar del Río”.
La acción revolucionaria alcanzó su objetivo
La acción revolucionaria de la noche del 23 de noviembre de 1955, alcanzó su objetivo: silenció temporalmente la emisora CMAW Radio W. Este hecho, que marcó el inicio de una etapa superior a nivel local en la lucha contra el régimen opresor, que yo recuerde no fue publicado en la prensa de la época. Cuando se reiniciaron las transmisiones se habló en una nota informativa del propio medio de un incendio accidental, pues la tiranía, y sus autoridades provinciales y municipales trataban de dar una imagen de estabilidad política y social. A la tiranía no le convenía admitirlo públicamente, tampoco al propietario de la emisora.
Desde 1954, cuando se celebraron las falsas elecciones generales, se incrementó en la W la cantidad de programas radiales de los voceros abiertos o encubiertos del régimen, que ocupaban principalmente el horario preferencial de 12;00 m a 2:00 pm, cuando la mayoría de los trabajadores recesaban para almorzar en sus casas. También las escuelas. No había comedores obreros ni escolares.
Además del Noticiero, en aquella franja horaria se transmitía el suplemento informativo del Puerto de La Coloma dirigido a los pescadores, patrocinado por el Bonito Arajú, cuyo propietario un famoso farmacéutico (7), era un influyente anunciante. Seguidamente salía al aire el programa del Partido Acción Progresista sucesor del PAU (Partido Acción Unitaria) y de la Coalición Progresista Nacional, agrupación de partidos que apoyaban a Batista. Más que comentarios políticos, eran loas al tirano y sus personeros, insultos a Fidel, a los moncadistas y los demás opositores honestos. En lugar de un espacio de opinión, era una sentina. Recuerdo a los dos deleznables batistianos que hablaban diariamente, aquello duraba 15 o 20 minutos. Posteriormente un breve programa musical. Y a la 1:00 pm, un programa más mesurado, «Habla el PRC (auténtico)», era su nombre, de la tendencia electoralista del expresidente Ramón Grau San Martín. Más sutil y engañoso, lo que hoy clasificaríamos como de diversionismo ideológico. No tenía nada de oposicionista, era el mismo perro con diferente collar.
Había razones suficientes para que el Movimiento 26 de Julio, diera la orden de silenciar la W, mediante la mencionada acción realizada, valientemente, por Titico Valdés y Rafael Podadera.
Ese año existían en la provincia de Pinar del Río, incluidos 7 municipios que actualmente pertenecen a la provincia Artemisa, 7 emisoras de radio y 3 o 4 repetidoras de las cadenas nacionales. Cubrían los territorios más próximos a sus pequeños y medianos transmisores; había muchas y muy extendidas zonas de silencio principalmente en las zonas rurales.
La CMAB era la más antigua, potente e importante radiodifusora. Fue fundada el 21 de febrero de 1931. También en 1931, surgió la estación CMAC, pero duró muy poco.
En el mes de junio de 1947 aparece la Emisora Radio W (CMAW) en la frecuencia de 1340 kilociclos, regenteada por Pedro Redondo Fernández. Como todas las radioemisoras de aquellos tiempos cambió la ubicación de estudios y equipos, numerosas veces. Primero estuvo en la finca Mijares, carretera a San Juan y Martínez, seguidamente en Alameda # 12 y en los altos del edificio del almacén de Luis Vega Castaño en la calle 20 de Mayo entre Retiro y Yagruma, al costado de la plaza del Mercado. La insolvencia económica hizo que tuviera que abandonar aquel apartamento.
Posteriormente mantuvo oficinas y un estudio en los bajos del Hotel Ricardo, que recuerdo utilizó hasta principios de 1959. Su función era administrativa y redacción del noticiero, que se hacía con algunas noticias locales y recortes de los periódicos nacionales; goma y tijera. Otros estudios se construyeron en terrenos que el dueño obtuvo cedidos por el Estado, detrás de las escuelas superior No. 1 y primarias Nos. 7 y 27, en la calle Freije, muy cerca del Sanatorio de la Colonia Española, Loma de la Quinta.
Este señor desatendía su negocio. El régimen lo mantenía en las nóminas de varios organismos: cobraba como maestro sin dar clases, en Obras Públicas sin construir y en otras dependencias oficiales varios cheques más con buenas sumas de dinero, sin trabajar. Eran las llamadas botellas. El Gobierno le mantenía un financiamiento por su servicio a la dictadura.
Al mismo tiempo explotaba inhumanamente a locutores, operadores y demás empleados. Atrasaba todos los meses, el pago de los míseros salarios. El 28 de mayo por resolución de la Delegación Provincial del Trabajo, la W era intervenida oficialmente. Desde meses antes habían cesado para siempre sus transmisiones.
Notas:
(1) La emisora estaba cerca de la calle Guamá, al final de la calle Freije. Detrás de lo que fue el siniestrado Cuartel Rávena, después escuelas primarias 7 y 28 y Escuela Primaria Superior No. 1. La Quinta se le decía al Sanatorio de la Colonia Española, hoy hospital Pediátrico Pepe Portilla.
(2) Eran los nombres de las calles en esa época, actualmente tienen otros.
(3) En aquel momento no conocía los nombres y apellidos y los cargos de aquellos personajes, pero después los supe: Comandante Chipi Gener, jefe provincial de la Policía y Teniente Manuel González Castañet, ayudante del Jefe del Regimiento 6 Rius Rivera.
(4) Calle San Juan esquina a una calle de tierra que después de la Revolución lleva el honroso nombre de Julián Alemán.
(5) Aunque se quemaron los equipos de audio, grabación y la cabina del locutor, las llamas no llegaron al trasmisor, por cuanto la emisora se pudo recuperar y en pocos días restablecer las trasmisiones. Estaba ubicada en un pequeño edificio compuesto por dos o tres pequeñas cabinas: a) locutor con capacidad para 2 personas sentadas, b) operador de audio y c) salón para realizar los programas de música campesina. A la izquierda de la entrada estaba el trasmisor, tenía un portalito y servicio sanitario. Al fondo en un amplio terreno estaban las dos altas antenas. No había al lado ni detrás casas ni otras propiedades que pudieran correr peligro. Las oficinas administrativas y redacción del noticiero radicaban en el edificio del Hotel Ricardo, calle Martí esquina a San Juan.
(6) CMAW Radio W salió del aire definitivamente en los primeros meses del año 1959 debido a roturas técnicas y falta de financiamiento. Ante aquella situación la Oficina Provincial del Trabajo dictó su intervención el 28 de mayo del propio año. Posteriormente los equipos pasaron a la Dirección Provincial de Radio Difusión para piezas de repuesto y el local le fue entregado para vivienda al locutor José Plasencia.
(7) Ramón Fuetes Junco propietario de la farmacia situada en la Alameda entre Este y Oeste Hospital y la fábrica de bonito Arajú.