Por: Pedro Abreu Mujica
Trabajar mientras haya mente y energía
Entrevista con Julio Camacho Aguilera
¿En qué año deja de ser obrero de la industria azucarera para incorporarse como trabajador al sector ferroviario?
Cuando Batista dio el golpe de Estado, el 10 de marzo de 1952, ya yo era obrero ferroviario.
¿Y cómo lo logró?
Al terminar la zafra azucarera del año, que era muy corta, podía durar 90 o 100 días, me iba a para la Estación del Ferrocarril para ayudar al jefe de estación, de gratis (1). Él me enseñaba a trabajar en el ferrocarril. Después estudié los reglamentos y me examiné.
¿Su edad?
Entré a trabajar en los ferrocarriles con 18 años de edad y ya era un delegado del Departamento de Estaciones dos años después. Me fui convirtiendo en un dirigente obrero del sector (2). Vivimos muchas cosas, unas veces estuve preso, otras estaba perseguido.
Esas actividades y circunstancias tan difíciles hacen que se viva con mucha intensidad. Todo eso fue desarrollando en mi un sentimiento más radical y profundo que tomó cauce en una Revolución tan grande, como la que Fidel supo organizar y dirigir.
Fidel tenía la inteligencia y el valor. La inteligencia y el valor tienen que estar juntos para alcanzar el éxito. Fidel tenía ambas cualidades. Y las practicó. Nos supo orientar, dirigir y organizar un Ejército Rebelde al que debemos la libertad que disfrutamos. Y con su ejemplo se supo ganar al pueblo que tenemos, ya que sin el apoyo popular no hubiera triunfado y avanzado la Revolución.
Usted fue miembro de la Juventud del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), de donde procedían Fidel y la mayoría de los asaltantes del cuartel Moncada. ¿Cuándo se enteró de esa acción que conmovió a la provincia de Oriente y al país todo?
Nos fuimos enterando poco a poco, después que ocurrió. Nos venían las noticias de la vecina ciudad de Santiago de Cuba. Al principio creíamos que era una lucha entre guardias del propio Cuartel. Era lo que se decía. No tardé mucho saber que no era así, que había sido un grupo de hombres dignos y revolucionarios que sentían por Cuba y que se habían lanzado a la conquista de un cuartel. Fue entonces que, personalmente y con otros compañeros, nos empeñamos en ver si podíamos salvar a algunos de los sobrevivientes, ya que nos enteramos que habían penetrado en las montañas. Pero no tuvimos tiempo, cuando nos movíamos con ese objetivo, llegó la noticia que ya habían caído presos.
Que tristeza en aquellos momentos, al pensar que también fueran a morir.
Y posteriormente, al conocer que Fidel vivía, pensamos: que suerte que Fidel pudiera conservar la vida para seguir ofreciéndola por el bien de Cuba.
¿Qué sintió después del Moncada?
Los momentos que nosotros vivimos después del asalto al cuartel Moncada, que nosotros vivimos cundo acuartelamos jóvenes, cuando se acuartelaron campesinos. cuando nos alzamos para apoyar el desembarco del Granma (3), fueron momentos neurálgicos en la vida de una persona joven.
Sabes con que intensidad se vivió y con esa misma intensidad sigo viviendo, pero vivo además con la satisfacción de que se está sembrando conciencia, como Fidel quería.
Que la juventud de hoy sepa lo que las generaciones anteriores alcanzaron con su heroica lucha y que hoy está en las manos de ellos. Yo vivo tranquilo porque sé que las manos de nuestros jóvenes son manos fuertes. Los jóvenes y el pueblo saben de lo que se carece en el orden material, por culpa de ese enemigo que está al norte de nuestro país, que ha recrudecido su genocida bloqueo. Pueden seguir los yanquis tratando de ahogarnos, nosotros, como pueblo, podemos resistir si sabemos mantener la esencial unidad de los cubanos para conservar esa independencia alcanzada por el genio de Fidel, por el ejército que él formó, por el pueblo que nos apoyó; todo eso contribuye igualmente a formar un sentimiento que nos hace seguir trabajando.
¿Usted piensa seguir trabajando en lo adelante, con 100 años de edad?
¿Qué importa que este organismo tenga 100 años si hay un espíritu de lucha, un espíritu y voluntad de seguir trabajando, mientras haya mente y energía? Y así me encuentro en estos momentos, con la satisfacción que estamos viviendo en Revolución, que estamos resistiendo, con la satisfacción de seguir luchando por la eterna unidad que ha de existir entre los cubanos para que no se nos pueda arrebatar este ejemplo que Cuba le da no solo a nuestra América, también al mundo. Cuba es ejemplo. Se ha querido, por Estados Unidos, destruir el ejemplo que representamos, pero no lo han podido destruir.
Los yanquis no nos pueden frenar. No nos pueden destruir. Sabemos y sabremos resistir ahora y en el futuro. Sabemos y sabremos soportar las carencias que nos originan con el bloqueo, pero sabemos y sabremos cómo resolver las cosas con nuestro esfuerzo, con nuestro trabajo, uniendo el pasado con el presente y sí vislumbrar el futuro, para luchar por ese futuro hermoso al que Cuba tiene derecho de disfrutar, como derecho de disfrutarlo tienen todos los pueblos que aún son esclavizados.
¿Qué más les diría por último a los jóvenes?
Que el capitalismo trata de mantener la ignorancia, de engañar a la gente, de decir mentiras por todas partes y hay que vivir con la verdad. Decirles lo que mi padre me decía a mí cuando yo era un joven: lee, estudia, piensa, conoce la historia del pasado, de tus antecedentes, de tus abuelos, de aquel pasado de luchas, para que puedas comprender el presente que vivimos, el presente que vive la humanidad, el conocimiento del pasado y del presente es, como ya dije, los que nos permite vislumbrar el futuro.
NOTAS:
- El tamaño y los servicios de una estación ferroviaria dependía de la importancia y la magnitud de la ciudad o el lugar donde se encentraba y del movimiento y frecuencia de los trenes. Había en aquella época y hay en el presente, pequeñas estaciones en distintos lugares del país, incluidos los centrales azucareros. Guantánamo fue la segunda región de Cuba que contó con ferrocarril (1858), antecedida por Habana-Bejucal (1837).
- Julio Camacho Aguilera dirigió la Delegación No. 11 de la Hermandad Ferroviaria (Sindicato), de Guantánamo.
- Estuvo igualmente entre los fundadores del Movimiento 26 de Julio. En 1955 asaltó un polvorín de la empresa Ermita Sugar Company, en busca de explosivos para la lucha armada contra la dictadura de Batista.
Dirigió el alzamiento del 30 de noviembre de 1956, en el central Ermita, Guantánamo, como parte de la estrategia del levantamiento, que tuvo su escenario principal en Santiago de Cuba, dirigido por Frank País, en apoyo al desembarco del yate Granma.
Durante diciembre de 1956 y enero de 1957 Camacho encabezó un grupo guerrillero en las montañas de Guantánamo. A partir de entonces tuvo que pasar a la vida clandestina, con la responsabilidad de Jefe de Acción y Sabotaje, la rama militar del Movimiento 26 de Julio, en la mencionada localidad.