Entrevista con Julio Camacho Aguilera: En los calabozos de la Quinta Estación
Por: Pedro Abreu Mujica
PEDRO ABREU MUJICA: Comandante, al principio de esta entrevista usted me contó de dos pinareños que cayeron prisioneros juntos con usted, que igualmente fueron brutalmente torturados y que lo esbirros no pudieron arrancarles ninguna confesión: José Ramón Álvarez (César) y Luis Enrique Tellería (El Gallego) (1). Ambos ya fallecieron. Considero de interés que nos diga algo más sobre ellos.
JULIO CAMACHO AGUILERA (JAC): Cesar estaba acostado en el piso del calabozo, al igual que Tellería, había sido torturado. Cuando terminaron aquel turno de torturas, me trajeron para el calabozo y fue entonces, como ya te dije anteriormente, que Cesar se quitó la camisa que tenía puesta y me la puso a mí, que estaba sin conocimiento y con la espalda en carne viva.
Cada vez que se llevaban a Tellería para torturarlo, yo pensaba que no regresaría con vida al calabozo, que lo habían matado. Y lo volvían a traer golpeado, eso ocurrió muchas veces. No pudieron lograr que diera ninguna información, absolutamente nada, que pudiera afectar al Movimiento o a los compañeros que estaban luchando en la clandestinidad.
Tellería parecía un compañero impulsivo, te estoy hablando de hace casi 67 años atrás, con bajo nivel de instrucción; pero cuantos con mayor nivel intelectual no sabían tanto como sabia él, que estaba defendiendo una causa justa y, repito, no lo pudieron doblegar. Yo lo conocí en la muy difícil condición de preso, cayó prisionero allí en Buena Vista, con el grupo de Pinar del Río.
César igual. César fue una figura extraordinaria. Ya Cesar era un dirigente del Movimiento 26 de Julio en Pinar del Rio, un dirigente superior. Y hay que ver su papel después del triunfo de la Revolución, como se desenvolvió. como era, su carácter, austeridad, su eterna lealtad al pensamiento de Fidel y a esa lucha revolucionaria. Esa fidelidad que no flaquea nunca, que es firmeza a toda prueba.
Te puedo decir que a Cesar Álvarez como a Tellería y Orlando Nodarse (2), los conocí personalmente en medio de la lucha. Por ellos sentí, y sigo sintiendo en el recuerdo, una gran admiración.
PAM: ¿Cómo era la alimentación y la satisfacción de otras necesidades imprescindibles de los encarcelados?
JCA: Figúrate como era. No nos daban ni agua, teníamos que tomar agua del tanque del inodoro. La comida que nos daban era sobra que dejaban los enfermos, decían que de “Emergencias” (3)
En aquella mazmorra, que estaba en el sótano de la Quinta Estación, se oían los gritos y el llanto de horror de los que eran torturados en el piso de arriba. Podíamos distinguir cuando el torturado era un insurrecto o un delincuente común, saber si era un revolucionario o un ladrón que lo habían sorprendido robando, lo sabíamos por lo que decían aquellos verdugos, y que escuchábamos claramente. Uno en ese momento también estaba sufriendo, estaba sintiendo, como en el propio cuerpo, aquellos martirios. Eran tormentos psicológicos, sentíamos un sentimiento por lo que sufría un compañero o un ser humano cualquiera. Esas cosas eran muy duras. Había que ver lo que era la prisión de los sótanos de la Quinta Estación de Policía.
PAM: Sé que meses después estuvo preso en la cárcel de Boniato, en Santiago de Cuba, tema que más adelante abordaremos, pero mi pregunta ahora es la siguiente: ¿en La Habana estuvo cautivo en otra prisión?
JCA: Si. Después nos llevaron al Buró de Investigaciones a sacarnos fotos (4). De ahí fue de dónde sacaron a Oscar Lucero, para matarlo. (5) Yo conocí a Oscar Lucero desde Santiago de Cuba, cuando pertenecíamos al Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) (6), antes de fundar el 26 de Julio.
En el Buro de Investigaciones, cuando triunfó la Revolución se vio un letrero que decía: “Aun vivo. Oscar Lucero”.
Ese Buro nunca debió derrumbarse, porque había un túnel por el que tiraban al río (7), a los que mataban o querían matar, donde una lancha los recibía para hundirlos en el mar adentro.
Se sabe que en Chile y en Argentina se lanzaba gente muerta al mar, o para que desaparecieran en el mar, pero aquí se hizo, muchos años antes. ¿Dónde están los cuerpos de Oscar y de San Román? (8).
(Continuará)
Notas:
- José Ramón Álvarez Acosta (Cesar), jefe provincial de propaganda y coordinador provincial del Movimiento 26 de Julio. Luis Enrique Tellería, jefe de acción del municipio de Pinar del Rio.
- Orlando Nodarse Verde, (Guanajay, 23 de noviembre de 1936 – La Habana, 26 de enero de 1958). Jefe de Acción provincial del Movimiento 26 de Julio.
- Hospital Municipal de Emergencias “General Fernando Freyre de Andrade”, Avenida Carlos III cerca de Infanta, La Habana.
- Buró de Investigaciones, uno de los órganos represivos de la tiranía de Batista, que dirigía el tristemente célebre coronel Orlando Piedra. Estaba situado en la manzana de calle 23 entre 30 y 32 en el Vedado, muy cerca del puente del Rio Almendares. Cuando triunfó la Revolución se demolió el edificio para borrar su horrible significado.
- Oscar Antonio Lucero Moya, nació el 30 de abril de 1928 en Palmarito de Cauto, Oriente), luchador revolucionario conocido como el mártir del silencio. Fue asesinado el 19 de mayo de 1958, en la celda número 6 del edificio del Buro de Investigaciones. En una de las paredes se halló escrita escrito: “18 de mayo de 1958 aún vivo”. Tenía 30 años de edad. (Tomado del periódico Juventud Rebelde del 19 de mayo 2018. Autora: Alina Perera Robbio).
- Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), fundado por el profesor Rafael García Bárcenas inmediatamente después del golpe militar de Batista. Muchos de sus miembros se incorporaron al Movimiento 26 de Julio.
- Rio Almendrares, su último tramo dividía los municipios de La Habana y Marianao, actualmente los municipios Plaza de la Revolución y Playa.
- Dionisio San Román Toledo, oficial naval del antiguo régimen al que se enfrentó. Fue el jefe militar de los marinos alzados en Cienfuegos el 5 de septiembre de 1957. Julio Camacho Aguilera fue el jefe del levantamiento por el Movimiento 26 de Julio.