Por: Pedro Abreu Mujica
Cuando los yipis tomaron el camino de Sulfometales y alguna gente avistó a Fidel, se rompió la calma cotidiana de Santa Lucía (1). Todo el mundo se agrupó a la entrada de la fábrica. Al salir Fidel del vehículo allí mismo se originó el diálogo.

Cecilia Lacal, esposa de uno de los obreros de la “Patricio Lumumba”, refiere: “Lo esperamos voceando ¡Viva Fidel! ¡Viva Fidel!… Y le pedimos que hablara y desde allí nos habló; y ya sabía los problemas existentes en el pueblo y explicó sus soluciones. Él estaba muy contento, se le veía alegre; y yo, por mi parte, muy contenta de verlo tan de cerca”.
Daniela Gell, maestra y directora del centro escolar, agregó: “Para mí fue un choque muy emocionante. Yo nunca había visto a Fidel tan de cerca”.
YO FUI EL PRIMERO QUE LE DI LA MANO
Sofocado, luego de jugar pelota, Mario Nieves, el hijo de Cecilia, de 12 años de edad, cuenta al reportero: “El yipi venía. Entonces corrí y me le encimé al yipi y le di la mano dos veces. Yo mismo le abrí la puerta, y él empezó a conversar con la gente.
“Yo estaba en la cola del pan cuando me dijeron: “ahí va Fidel”. “Dejé la cola, cogí la bicicleta y en tres minutos estaba a su lado”. Arsenio Álvarez había terminado su turno de trabajo, pues Fidel visitó la planta de Sulfometales “Patricio Lumumba” pasadas las cuatro de la tarde (2).
“Yo de cerca nunca había visto a Fidel tenía gran empeño en verlo. Estuve dos horas y media a su lado. Él me preguntó las necesidades del pueblo y yo le fui contestando. Que si las calles, que si el gabinete dental para no perder un día sacándose uno la muela en Matahambre. Pero lo que más me gustó es lo natural que es Fidel”, apunta Álvarez.
POR TODA LA FÁBRICA
Un grupo de obreros se ha reunido a petición de los reporteros de Granma. Cada uno tiene algo que contar:
“Fidel recorrió toda la fábrica y se interesó mucho por la refinación del cobre (3), por las experiencias que en este sentido se vienen haciendo aquí. Claro, esta no era la primera vez que veía a Fidel. Ya lo había visto en San Julián (4). Pero ahora lo tenía aquí, hablando con nosotros, ahí cerquita”.
Quien así se expresó era Isabel Álvarez, una de las oficinistas, quien añadió: “Fidel habla como un obrero más”.
Esteban Ceballos cuenta: “Cada vez que Fidel hablaba me daba palmaditas en el hombro porque yo siempre estuve muy cerca de él. Y nos preguntaba, y hablaba, siempre muy interesado en mejorar las condiciones de los obreros y de esta población”.
Luis Ricar, secretario de la sección sindical: “Además de seguir luchando por la productividad, tenemos que meternos de lleno en las obras que Fidel orientó para este puerto de mar. Es la fábrica la que tiene que aportar la mano de obra. Nosotros tenemos que cumplir con Fidel en la construcción de viviendas, asfalto y bacheo de las calles, en la construcción del centro escolar, del balneario y de otras obras. Nosotros estamos dispuestos a dar nuestras fuerzas para cumplir con ese plan de obras. Él nos dijo que nos mandaría equipos y recursos. Nosotros estamos dispuestos a dar nuestras fuerzas para cumplir con ese plan y resolver problemas de la comunidad”.
A la caída del atardecer Fidel se despidió del colectivo de esta importante industria (5) y del lejano pueblecito del noroeste cubano y siguió hacia el último punto del recorrido: Minas de Matahambre.
Notas:
- Puerto y pequeño poblado situado al norte de la provincia de Pinar del Río, muy cerca de las Minas de Matahambre. Surgió y se desarrolló a partir del descubrimiento de las minas de Matahambre en 1912. Dada la necesidad de trasladar y exportar el material al extranjero, principalmente para Estados Unidos, por una vía económica, se construyó en Santa Lucia, al año siguiente, un canal de acceso (funicular) al puerto y al embarcadero. Se mejoró año después con una nueva inversión (ECURED).
- La visita fue el 29 de diciembre de 1970.
- La construcción y montaje de esta planta en 1950 se confió a una compañía francesa (la K.R.E.B.C.I.T de Paris), financiada por el BANDES (Banco de Desarrollo Económico y Social, entidad gubernamental que creó el dictador Fulgencio Batista en la década de 1950, que financiaba a inversionistas nacionales y extranjeros) y Ernesto Romagoza, principal accionista (propietario) de Minas de Matahambre, de ahí su primer nombre “Rometales”. En 1960 la fábrica fue oficialmente nacionalizada, a partir de entonces se aceleró el proceso de montaje. Recuerdo la visita realizada al lugar, ese mismo año, por el ingeniero César Rodríguez, jefe del Departamento Nacional de Industrialización del INRA; doctora Blanca Nieves Gómez Trueba, jefa de la Sección de Montes y Minas del Ministerio de Agricultura; Migdilio Machado Sánchez, delegado provincial de Industrialización del INRA; Omar López, jefe de la Zona de Desarrollo Agrario PR-1 y el autor de este reportaje, en aquella época funcionario de la Delegación Provincial del INRA.