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Seguir la historia: La ciudad en manos de la Revolución

Por Redacción Radio Minas

Por: Pedro Abreu Mujica

Bajo la dirección de Alfredo Quintana Ramos (Willy), el Movimiento 26 de Julio tomó la ciudad de Pinar del Rio, el 1 de enero de 1959. Se neutralizó el Regimiento, que se negó a rendirse hasta 2 días después.

Tengo antes mis ojos los valiosos testimonios de las entrevistas que hice sobre cómo los pinareños nos enteramos de la caída de Batista, de otras fuentes igualmente valiosas y sobre todo los recuerdos de lo que vi y escuché aquel primero de enero de 1959. ¿Cómo se enteró y qué hizo la dirección clandestina del Movimiento 26 de Julio?

Semanas antes, a principios de diciembre de 1958, previendo la inevitable y cercana caída de la dictadura, Fidel llamó a los coordinadores provinciales del Movimiento 26 de Julio, para una reunión en la Sierra Maestra. Por Pinar del Río asistió Alberto Hernández Gibernau (Jorge). Lo sustituyó, interinamente, Alfredo Quintana Ramos (Willy), quien estaba en esa responsabilidad aquel día, del que se cumplieron hace poco 65 años (1).

Willy y su hermano Felipe (Ñico, en Pinar del Río; y en Matanzas, Frank), eran jóvenes de origen campesino oriundos del municipio de Artemisa, incorporados a los primeros grupos de acción organizados y dirigidos en el extremo oriental de la provincia por Orlando Nadarse Verde (Miguel Ángel).

Willy llegó a coordinador regional de la región 2 (Guanajay, Artemisa, Candelaria, San Cristóbal, Mariel, Cabañas y Bahía Honda), hasta que en agosto de 1958 fue promovido a subcoordinador provincial. Felipe ocupó la responsabilidad de jefe de Acción de la Región 1 (Los Palacios, Consolación del Sur, Pinar del Río, San Luis, San Juan y Martínez, Guane, Mantua, Viñales y La Palma). Ese propio mes, después de sufrir torturas y cárcel por su participación en el apoyo al desembarco de El Corojo, fue trasladado para Matanzas con una misión más importante: jefe provincial de Acción (2).

Felipe Quintana Ramos (Ñico o Frank) se encontraba en Matanzas, como jefe provincial de acción

El pueblo se botó para las calles el primero de enero de 1959, desbordante de alegría. Willy recuerda: “En esa situación, tratamos de orientarnos a través de Radio Rebelde. La Policía y el Ejército se encerraron en sus cuarteles y dejaron libre la ciudad”.

La profesora, escritora y miembro del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, Celima Bernal García, residía en la calle Maceo No. 16, con sus padres y hermana Mirta, en el primer piso, justamente al lado de la cárcel provincial. El abuelo, la tía y otros familiares ocupaban la casa de los bajos.

“Un timbrazo antes de las 4, en medio de la madrugada, me hizo despertar sobresaltada. En aquella época siempre pensábamos en lo peor. Era Irma Romeu, una compañera de lucha, que trabajaba en la Compañía Telefónica. Me dijo susurrante: “Batista se fue”. Desperté a todos y nos abrazamos emocionados, inmediatamente avisé a los amigos que tenían teléfono y me asomé a la ventana de una de las habitaciones, que daba justamente a la celda donde estaban los presos políticos. Mamá me repetía que no les avisara a ellos, porque podía suceder lo que había acontecido en el machadato: una falsa noticia fue la causa de bajas entre los luchadores.

Celima tomó “un bloque de papel de aquellos que teníamos las maestras para repartir hojas a los alumnos. Tomé unos creyones de labios, los más oscuros que encontré y en cada hoja fui escribiendo una letra de las doce que necesitaba para enterar a los muchachos de la buena nueva. Esperé hasta que escuché voces y ruidos que me avisaban el despertar de algunos. Uno que tenía una escoba en las manos, pasó por donde pude verlo y silbé suavemente. Nunca nos veían asomadas; con asombro me hacía gestos de qué estaba sucediendo; otros iban acercándosele. Con el índice frente a los labios, les pedí silencio y fui mostrándoles las hojas que había preparado”. (3)

Las operadoras de la Central Telefónica local habían escuchado las conversaciones entre la jefatura del Regimiento y Columbia, información que trasladaron al mando clandestino.

Poco después la noticia se fue radiando y televisando por las emisoras que trasmitían desde La Habana. Como en la casa de Celima Bernal, en otros hogares, sacaron los radios de las casas y los colocaron a todo volumen en las ventanas y los portales.

Ya enterados, los soldados de la guarnición estaban reunidos, muy callados, en el pasillo exterior de la prisión. Los militantes del Movimiento, del Directorio y la Resistencia Cívica, salieron a las calles. Numerosos llevaban puesto el brazalete rojinegro del 26. Las mujeres vestían sayas negras y blusas rojas.  Entre la multitud me encontré con César Pérez, campesino de la carretera de Viñales, que dada la penuria económica en que vivía, había tenido que trabajar de peón de albañil. Era miembro del Partido Socialista Popular. En las obras de un edificio en la calle Martí, conoció a Jesús Suarez Gayol, durante las casi diarias prácticas de arme y desarme de pistolas. Hicimos un alto mientras nos dirigíamos al cuartel 19 y me explicó, brevemente, y por primera vez en mi vida, lo que era la Juventud Socialista. Una caravana de carros de reparto se desplazaba por las vías principales, encabezada por David Lezcano, militante de la OA (Organización Auténtica).

Soldados de la Banda de Música del regimiento, que no eran abusadores y represores, les avisaron a los presos políticos. Uno de ellos, conocido en el barrio por el seudónimo de Mayaví, que tocaba la corneta, había conspirado a las órdenes de comandante insurgente Manuel Nogueira Ramos (EL Tenientico) (4).

A través de un radio receptor, propiedad de un encarcelado común, en el interior de la cárcel se fueron conociendo las noticias con mayor amplitud.  Los reos se organizaron. Detuvieron a los custodios y los metieron dentro de las rejas.

Otro de los miembros de la Dirección Provincial de la organización insurreccional, Osvaldo Espinosa (Rolando) (5) al mando de los milicianos de la ciudad y con el apoyo del pueblo y los familiares organizó la liberación de los presos políticos, los que reforzaron, en un primer momento las milicias, con vistas a las acciones posteriores.

Seguidamente se procedió a buscar la guerrilla de Ceja del Negro, en la carretera de Viñales, con base de operaciones en las cercanías del núcleo urbano. El destacamento Rafael Ferro Macías, estaba dirigido por el capitán Esteban Domínguez (Pepito) y el teniente Silvito Álvarez Pérez era su segundo. Entre los combatientes se contaba con el líder estudiantil, Antonio Roig Suárez.

Esta pequeña fuerza tomó el Gobierno Provincial, situado casi al lado del teatro Milanés, convertido, desde el momento, en cuartel general de la Dirección Provincial del Movimiento 26 de Julio. Después se rindió la estación de policía sin ninguna resistencia. Con las armas ocupadas se dotaron de medios bélicos a más milicianos, que de ahí partieron al cuartel 19.

El cuartel 19 o Escuadrón 61 de la Guardia Rural, había sido ocupado, desde antes que llegaran los soldados del 26, por el Destacamento Guerrillero “Ormani Arenado”, del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, comandado por Raúl Fornel. Éstos combatientes   cedieron la posición a la guerrilla de Ceja del Negro y se encaminaron a ocupar el Ayuntamiento o Alcaldía Municipal, situado a 9 cuadras, en la calle Martí esquina a San Juan, al costado del hotel Ricardo.

La Estación de Policía y el Cuartel 19, eran focos de torturas y muertes. El pueblo desde que supo de la huida del tirano, se concentró en los alrededores de ambos lugares, presionando para que fueran dejados en libertad los revolucionarios detenidos y sometidos a inhumanas torturas y cuyas vidas habían corrido, hasta horas antes, peligro seguro de muerte.

En la noche ya la ciudad estaba en manos de la Revolución. Según Willy: “Comenzamos a hacer contactos telefónicos con el Regimiento, que se mantuvo dentro del Cuartel con todos   los oficiales y soldados acuartelados, pero no lo entregaban a las fuerzas revolucionarias. Ya a esa hora teníamos noticias de que las tropas de Escalona avanzaban hacia Pinar del Río (7), tomando a su paso los cuarteles y poblaciones”.

En dos ocasiones, una por la madrugada y otra por la mañana del 2 de enero, Espinosa y Willy entraron al regimiento y en el club de oficiales sostuvieron conversaciones con los jefes del mismo, explicándoles nuevamente que debían rendir el regimiento, que no había otra alternativa.

Los jefes y miembros del Ejército Nacional contestaban que no saldrían del regimiento ni agredirían a nadie, pero tenían órdenes de Barquín de no entregarlo hasta que no llegara un enviado de éste que venía a hacerse cargo de la provincia.

Después de comprobado por radio con Columbia que Barquín se encontraba en esa y no tener orientación al respecto, “llegamos al acuerdo de que no se nos entregara el regimiento poºr el momento, pero que no podían salir de este ni acercarse a la ciudad y que a la mañana siguiente nos mandarían una compañía para ayudar a mantener el orden. Al llegar la compañía a la ciudad, fue desarmada mandándolos para sus casas y entregando esas armas a los milicianos del 26” (6).

Mientras las fuerzas del Frente Guerrillero, con el comandante Escalona (7) al frente, avanzaban hacia la ciudad de Pinar del Río, a la que llegaron en la madrugada del 2 , poniendo sitio de inmediato al regimiento. La comandancia se instaló en el Instituto de Segunda Enseñanza (8).

Notas:

  1. A esta reunión igualmente fue citado José María Cuesta, responsable provincial del Movimiento de Resistencia Cívica.
  2. Felipe Quintana falleció el 16 de abril del 2020 y Willy 5 o 6 años antes.
  3. PEDRO ABREU MUJICA, 64 aniversario del frente de Pinar, Facebook 23 de enero del 2023.
  4. En los primeros meses de 1959, el Comisionado Andrés Orta Pagés les dio empleo a los ex militares músicos y fundó la Banda Municipal.
  5. Osvaldo Espinosa (Rolando) miembro de la Dirección Provincial del Movimiento 26 de Julio, de origen campesino, del municipio de Guanajay.
  6. Testimonio de Alfredo Quintana Ramos (Willy), archivo del autor.
  7. Dermidio Escalona Alonso, jefe del Frente Guerrillero de Pinar del Río y de la columna matriz: “Orlando Nadarse Verde, con 68 efectivos. Fue con esta tropa que sitió y rindió el regimiento, con la colaboración de la milicia y la población”.
  8. En ese edificio radica la Universidad Hermanos Saiz.

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