Por: Pedro Abreu Mujica
Ferrito estaba, como en ocasiones anteriores, refugiado en el apartamento de Marina Azcuy. Ese día, como casi siempre, había más compañeros. En horas de la mañana del día 18 de agosto de 1958, en unión de tres de sus hombres de confianza: Silvito Álvarez, Lázaro Acosta Paulín (El Pandao) y Juan (Palo) Santos, había ido, en el auto de éste, a inspeccionar un apartado sitio al lado de la línea del tren que iba a Guane, donde tenía planeado ajusticiar a un “chivato” (2) delator de varios revolucionarios.
Cuando regresó se reunió con un grupo de combatientes y orientó nuevas acciones a realizar. Marina estaba presente y con ella otra valiente guerrera, Julia González (La China), que la auxiliaba en la alimentación y atención de los revolucionarios que utilizaban la casa como refugio y cuartel general del Movimiento 26 de Julio. Ese mismo día, cerca de las 2 de la tarde, desde allí salió Ferrito, a librar su ultimo combate por la libertad de Cuba, lo acompañó Blanca Hidalgo Gato.
Días después del asesinato, la dirección del Movimiento decidió ajusticiar al traidor que se prestó para tenderle la trampa. Silvito Álvarez y Esteban Domínguez (Pepito), fueron seleccionados para realizar este atentado, en plena ciudad. El traidor salvó la vida, pero resultó herido de gravedad.
Silvito, buscado implacablemente por los cuerpos represivos del régimen, se ocultó, nuevamente, en la casa de Marina Azcuy, desde donde siguió activo en la lucha insurreccional y al mando de una célula de acción y sabotaje.
El edificio de Marina quedaba a 3 cuadras de la Estación de Policía. El 9 de septiembre, previa una delación, los esbirros, encabezados por su jefe provincial, el connotado asesino comandante José Chipi Gener (3), fueron a hacer un registro y capturar a los que sospechaban o les habían dicho que en ese lugar estaban escondidos.
La China, hábilmente, se demoró para abrir la puerta, dando tiempo a que Silvito Álvarez y otros compañeros, pudieran escapar lanzándose audazmente por una ventana al patio de la edificación colindante. (4)
La policía detuvo a Julia y lo mismo hizo con Marina, que se encontraba dando clases, en su lejano centro escolar. A pesar de la repulsa popular y la falta de elementos probatorios, las mantuvieron detenidas, juzgadas y condenadas por el Tribunal Provincial de Urgencia (5). Permanecieron encerradas en el Reclusorio Nacional de Mujeres de Guanajay, hasta el triunfo de la Revolución.
La lucha continúo
Una vez derrotada la tiranía de Batista se iniciaba una nueva etapa; la lucha revolucionaria continuaba para Marina Azcuy, esta vez en aras de hacer realidad las más sentidas reivindicaciones de la mujer cubana y obviamente de la niñez.
En los primeros meses 1959 se fundó la Unidad Femenina Revolucionaria, primera organización en que se unieron las mujeres que habían combatido en la clandestinidad o que apoyaban a la Revolución triunfante, la que, entre sus objetivos fundamentales, enarboló las banderas de la igualdad, la incorporación al trabajo, la educación y demás derechos de la mujer y la preparación militar, a través de las milicias que comenzaban a integrarse, para enfrentar las agresiones externas e internas de que era objeto la Revolución. Marina Azcuy fue nombrada su presidenta a nivel provincial.
Ese propio año, en noviembre, asistió al primer Congreso Latinoamericano de Mujeres, realizado en Santiago de Chile. La delegación cubana, integrada por 77 miembros, fue presidida por Vilma Espín. (6)
El 23 de agosto de 1960 se fundó la Federación de Mujeres Cubanas. Marina la dirigió provincialmente solo unos cuatro meses; sin embargo, su impronta es uno de los cimientos sobre los que se edificó esta organización.
Notas:
- PEDRO ABREU MUJICA, Seguir la historia: Ferrito (I), wwwradiominas.icrt.cu Visto el 30 de agosto del 2024.
- Vulgares confidentes de los órganos represivos por el pago mensual de 33 pesos con 33 centavos.
- Después del triunfo de la Revolución fue juzgado por los tribunales revolucionarios y condenado a la pena de muerte por los crímenes cometidos.
- Relato de Silvito al autor.
- Antes de 1959 surgieron los tribunales de urgencia, mediante la Ley Organizativa del Poder Judicial, para reprimir el movimiento popular revolucionario. El Dr. Arístides Pérez Andreu fue el presidente del Tribunal de Urgencia de Pinar del Río, confidente y lacayo de los criminales coronel Esteban Ventura Novo y comandante Jacinto García Menocal. Al triunfo de la Revolución fue juzgado por los Tribunales Revolucionarios y condenado a muerte.
- CANTON NAVARRO, José y Duarte Hurtado, Martín, Cuba 42 años de Revolución. Cronología histórica 1959-1982. Tomo I. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 2009.