Cuando Julio González Guzmán aceptó como opción de trabajo servir de pantrista, en un centro de aislamiento para contactos de casos positivos a Covid-19 sabía a lo que se enfrentaba.
La necesidad de incrementar la economía familiar lo llevó a aceptar la propuesta que desempeñaría en la empresa Geominera Pinar del Río y de la cual no se arrepiente.
El día que llegué me explicaron en qué consistía el trabajo y me entregaron un traje para mi protección física. Ya tenía experiencia de la labor, pero no de realizarla en estas condiciones que impone la Covid-19. Sentí temor y una fuerte impresión al ponerme todos los medios de protección, pero bueno como digo yo: ¡pa’ lante!
Desde el primer instante asumió la tarea con responsabilidad y sentido de pertenencia además del humanismo que lo caracteriza.
Un turno de diez días, sin tiempo apenas «de respirar» debido a que el período coincidió con un alza de casos positivos, en el municipio fue su primera experiencia.
Normalmente debía ir tres veces veces al día en horarios de alimentación, pero allí llegaban pacientes a cualquier hora y había que atenderlos, llevarles comida, merienda, desayuno o lo que fuera según la hora.
Pero además cuando llegaba un paciente con factores de riesgo o niños pequeños eso requería (o requiere) de otras atenciones y siempre hay que cubrir sus necesidades en el momento que sea necesario
Su seguridad está en el cumplimiento de las medidas preventivas de protección y la responsabilidad con que desarrolla cada tarea.
La satisfacción es completa en Julito, pues comprende la importancia de su labor en la lucha contra una enfermedad que es letal.
Esta es una tarea que hay que hacer con mucho amor asegura, pues son personas que precisamente eso es lo que necesitan, mucho amor y eso es lo que le sobra a Julito.
