«Estamos con el tema Abdala, al duro y sin guante». Así, con esa expresión cubanísima, el director general de los Laboratorios Farmacéuticos AICA, Antonio Emilio Vallín García, describió el modo en que sus trabajadores dan la batalla por la salud. Se lo dijo, en la tarde de este lunes, al Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Es esta su tercera visita, y fue Vallín García quien actualizó a los presentes sobre las principales tareas en que anda AICA, una empresa productora de medicamentos, cuya cartera abarca más de 190 de ellos (lo cual representa el 40 % del cuadro básico nacional).
«Cómo hay gente joven aquí…», dijo Díaz-Canel al llegar al recinto principal de AICA, donde conversó sobre los actuales estímulos salariales a los trabajadores, y preguntó cómo marchan las capacidades productivas de las vacunas, porque, expresó, «lo que nos hace falta es inmunizar y vacunar a más personas».
El lugar consta de cinco unidades empresariales de base (UEB) y 16 líneas de producción distribuidas en cinco instalaciones, cuyos resultados impactan directamente en los programas de Salud.
Este año parecía complicado y difícil desde el punto de vista operacional, explicó Vallín García al dignatario. Gracias a una recapitalización que pudo hacerse a toda la base productiva, AICA «está renovada y con un nivel de consistencia», de cara a los productos que están haciendo falta en el enfrentamiento a la COVID-19, o que está demandando el cuadro básico de medicamentos.
Sobre la vacuna Abdala, Vallín García afirmó que se han producido ya más de 46 lotes, a pesar de falta de insumos o de determinados materiales, porque han prevalecido la creatividad de todos los que forman parte de esa cardinal misión.
Hablando de rigor en el proceso productivo de Abdala, contó que el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), «nos hizo una inspección al detalle, revisaron lote por lote, expediente por expediente»; y una de las fortalezas a las que hizo referencia la entidad reguladora fue a «la consistencia alcanzada en el proceso productivo».
Sobre el impacto que va teniendo Abdala, el doctor en Ciencias Eulogio Pimentel Vázquez, vicepresidente de BioCubaFarma, detalló que en los municipios habaneros donde ya fueron administradas las tres dosis y pasaron los 14 días después de esa tríada, se percibe una contención, tanto en la incidencia de transmisión de la COVID-19, como en el nivel de letalidad.
«Mientras más se avanza en la inmunización, el efecto de contención es mayor», apuntó el doctor en Ciencias. El Presidente recordó que a esa tendencia hay que apoyarla con el cumplimiento de las medidas sanitarias.
Soberanía ciento por ciento
Dos líneas de producción –una de mascarillas (las que conocemos como nasobucos), y otra de hisopos nasofaríngeos– también fueron visitadas. Esas dos plantas pertenecen al Centro de Neurociencias de Cuba, y son ejemplos de cómo la Isla se abre paso, a pesar de todos los cercos y dificultades.
Mitchell Valdés Sosa, director del Centro de Neurociencias, dijo a los periodistas: «Esta es una parte de la respuesta acelerada que el país ha tenido para la epidemia. En seis meses se logró urbanizar este territorio, estaba todo lleno de monte, y se arregló y se hicieron todas las edificaciones, y en tiempo récord se lograron instalar dos plantas industriales».
La primera produce los hisopos que se utilizan para las pruebas de pcr, o las pruebas de antígeno rápido. Mitchell Valdés recordó que todo comenzó a hacerse manualmente, pero gracias a una donación y con la participación de más de una entidad internacional, se logró el financiamiento para comprar un equipo de fabricación automática.
«Con esta nueva planta estamos produciendo de 30 000 a 40 000 diarios, y podemos llegar, si hiciera falta, a duplicar la capacidad de producción».
«En este momento, añadió, existe una soberanía completa en estos hisopos, que llegaron a costar hasta un dólar cada uno en el mercado internacional. Y hay que decir que la materia prima, ya, también se fabrica aquí: los palillos plásticos y las hebras del material de poliéster nos los suministran otros organismos del país. Eso quiere decir que tenemos soberanía tecnológica, completamente, y que la reducción de costos es extraordinaria».
La segunda planta que se logró construir es un equipo para la fabricación de mascarillas quirúrgicas, explicó el experto, quien agregó que, de manera automática, se fabrican entre 16 000 y 18 000 mascarillas diarias. «Podemos llegar en un futuro a duplicarlas, estamos adquiriendo un equipamiento adicional para lograrlo».
«Eso le da al país la posibilidad de contar con las mascarillas que requiere en un buen porciento», enfatizó Mitchell Valdés, quien acotó que los primeros destinatarios son los médicos, «pero la intención es llegar a abastecer las tiendas del país, que los ciudadanos las puedan comprar, y también llegar a dárselas a otros trabajadores que tenemos que proteger, por ejemplo, los que tienen que ver con el turismo, o los de la Aduana».
Sobre las dos plantas productivas nacidas en tiempo récord, y que pudo recorrer Díaz-Canel, el Director del Centro de Neurociencias recalcó una idea que no debe olvidarse: «Fueron respuestas del país para enfrentar la COVID-19 de una forma sostenible, porque todas estas cosas, en el mercado internacional, cuestan carísimas».