Pinar del Río

Los principales resultados de trabajo de Salud Pública en Pinar del Río se analizan esta mañana en la reunión anual del sector.

Cerca de 1 500 alumnos pinareños de duodécimo grado se presentarán a los exámenes de ingreso a la Educación Superior, a aplicarse en el mes de marzo.

El pasado año se dejaron de construir 243 viviendas estatales, 407 subsidios y 213 por esfuerzo propio.

Elizardo Carmelo Corrales Ríos le sabe las cosquillas a las tierras de Punta de la Sierra. Nació y vivió aquí toda la vida y siempre ha sembrado tabaco, tradición que heredó de su padre, quien con 97 años fue una de las víctimas mortales de la COVID-19 en Pinar del Río.

Ampliar sus producciones e intensificar la labor es la meta diaria de este colectivo de trabajadores. Su aporte no solo garantiza la materia prima como respaldo importante de la producción de medicamentos naturales en los dispensarios locales, es también la solución más cercana que demanda la población para paliar sus dolencias.

De las 285 reuniones que previeron para la primera semana de consulta popular del Código de las Familias, se efectuaron 270, la mayoría de ellas fueron suspendidas por insuficiente asistencia, aunque hay otras causas, como la lluvia.

Hasta el 30 de abril se recoge información para procesarla, durante la consulta popular de la versión número 24 de un código renovador, progresista e inclusivo.

Jorge Jesús Cirión Martínez, presidente del Consejo Electoral Provincial, informó que en la provincia se prevé la realización de cerca de 4 329 reuniones, aun cuando existen 897 circunscripciones, a las que deben de asistir no más de 150 personas para evitar aglomeraciones.

Una nueva variedad de la Estación Experimental del Tabaco de San Juan y Martínez y el primer híbrido que se obtiene en ese centro científico, se extienden en las vegas de varios municipios de Pinar del Río durante la actual campaña.

Si decimos “doctor Juan Rigoberto Cabrera Cabrera” quizás a nuestros lectores el nombre les parezca lejano. Es muy probable que no lo identifiquen, pero cuando una se toma la libertad de llamarlo “el doctor Cabrerita”, son muchos, incluso los que no padecen del corazón ni han sido pacientes suyos