No tengo miedo de tocarte ni de parpar tu piel, solo temo contagiarte con una gota de mi ser, no quiero lamentar ni poner en la sombra el tormentoso amor que guardo para ti.
Intentaremos siempre estar unidos cada febrero y andaremos cogidos de las manos para velar por los hijos, nietos y amigos. Ayudar a quien lo necesite; alegrar con una sonrisa a los que nos rodean será la cura para el desánimo de los que lo sientan en tiempos de pandemia.
El flechazo de Cupido este 14 de febrero no será la herida que desanime a los que buscan el consuelo de un sentimiento correspondido, sino el intento de concernir en la tierra entre tormentas y sombras el abrazo de ser querido.
Un beso con la mirada puesta en ti quemará la fuerza del deseo de contarle al viento lo que te pienso, cuánto te aclamo y cuánto te amaría, aunque nunca lo diga, y aunque solo lo piense, y los digo como lo expresó el poeta su amor bendecido: “Te quiero por las noches en que me faltas. Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho sin sombras ni fantasmas. Te quiero como para no soltarte jamás. Te quiero como se quiere ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás”.