“Hay tantas cosas que les quiero decir…”. Las palabras salieron timbradas por la pasión y la sinceridad. Las expresó este jueves, desde el Palacio de la Revolución, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a un grupo de periodistas, editores y directivos de medios de comunicación del país.
Para cualquiera que pertenezca a esa familia gremial que se desvela por la noticia, por traducir la actual realidad cubana a todos los lectores posibles, era fácil comprender ese sentimiento del Jefe de Estado de que un diálogo con los artífices de la comunicación necesita una agenda de anchas y largas avenidas, con mucho tiempo —ese que ahora la dirección del país fragmenta en muchas porciones para poder moverse entre diversos sectores de la sociedad y rumbo a la solución de un sinfín de problemas.
Quienes hacemos periodismo podríamos estar hablando mucho tiempo, sin pausas, sobre cómo hacer una Cuba mejor, sobre cómo compartir y parir ideas, proponer, dialogar y seguir diseccionando cada suceso por complejo que sea. El Presidente Díaz-Canel lo sabe. Por eso, antes de irse a cumplir con otras tareas impostergables, trató de escuchar todas las opiniones posibles; y se propuso también él compartir el mayor número de ideas, argumentos y datos desde los cuales dibujar una Isla que no se quiebra aunque está viviendo uno de sus momentos más complicados.
“Lo esencial que creo ha aportado esta reunión es la necesidad que tenemos de potenciar la comunicación social”, afirmó el mandatario en el encuentro que también estuvo presidido por el Miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y Jefe de su Departamento Ideológico, Rogelio Polanco Fuentes, así como por el Presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), Ricardo Ronquillo Bello.
Luego de escuchar diversas intervenciones que tuvieron como factor común la preocupación por los días que corren, y también los posibles caminos para ir venciendo obstáculos en la guerra simbólica que se nos hace, Díaz-Canel Bermúdez dijo a los presentes: “Creo que tenemos que defender dos ideas que ustedes han expresado aquí en lo fundamental: entender la gestión de la comunicación como algo vital para la Revolución en estos momentos; y cómo uno ve que la tenemos que gestionar desde la verdad, desde la investigación, desde la responsabilidad, desde la objetividad, y también desde los sentimientos y las convicciones”.
Que haya más espacios de debate —que son las oportunidades para proponer acciones—; que lo propuesto se pueda implementar; y que luego haya transparencia para pulsar la marcha de lo emprendido —rendición de cuentas del dirigente, de quien esté al frente de un proyecto, de los colectivos laborales, rendición de cuentas entre todos para “ampliar la democracia y la participación en el país”—. De tales conceptos habló el Presidente cubano, quien dijo a los periodistas: “vamos a seguir produciendo estos encuentros, y vamos a sistematizarlos más porque hay muchas cosas que resolver y potenciar”.
Las voces de los comunicadores
No hizo falta romper hielo alguno luego de que Díaz-Canel Bermúdez hiciera una breve introducción e invitara a los periodistas a compartir sus reflexiones. El primero en hacer uso de la palabra fue el periodista José Alejandro Rodríguez, un hombre que ha sido maestro, en el oficio, de sucesivas generaciones, y quien desde 1997 lleva adelante la sección Acuse de Recibo desde las páginas del periódico Juventud Rebelde, ese espacio para canalizar las opiniones y angustias de la población.
Pepe, como cariñosamente se le conoce, dedicó sus primeras palabras a elogiar la obra de periodistas muy jóvenes que han sido valiosos testigos de la lucha contra la COVID-19. Recordó que los comunicadores somos aprendices eternos, no solo de las técnicas del oficio sino también de la vida; habló de seguir haciendo Revolución con modos renovados, de saber sugerir, contar entre líneas; pidió a sus colegas la inmersión en la Cuba difícil, el arte de saber adelantarse, soltar amarras, remover todas las redacciones y hacer que un nuevo modelo de periodismo despegue.
El Presidente Díaz-Canel comentó a José Alejandro que su sección Acuse de Recibo constituye una herramienta cotidiana y muy valiosa para quienes dirigen el país. Y así se sucedieron otras voces desde la sinceridad: Lirians Gordillo Piña, periodista de la Editorial de la Mujer, abordó la importancia de la crítica que mejora, de la mirada que hace balance, de las voluntades que abrazan la diversidad. Y la Directora de la Agencia Cubana de Noticias (ACN), Edda Diz Garcés, recordó, a propósito de la batalla por defender nuestra verdad, el conocido axioma de que “quien da primero (con la información), da doble”,
La colega Ana Teresa Badía Valdés, desde su rica experiencia como profesora de la comunicación, enumeró conceptos de sumo valor para mejorar el ejercicio de una profesión que es clave en la subjetividad: hay que afinar las intencionalidad, saber hablar a públicos diversos, propiciar la participación y la interacción, y siempre evitar las espirales de silencio —o sea, siempre será bueno que las personas compartan lo que sienten.
Se entreveraron las generaciones: el prestigioso periodista Ariel Terrero hizo referencia, entre muchas ideas de valor, a la necesidad de acompañar, desde la profesión, a la diversidad de actores que le han nacido a la economía cubana. El joven Armando Franco contó sus experiencias como director de la Revista Alma Máter y como parte de una juventud que, en su entender, debe ser alcanzada por cada palabra nuestra.
Rosa Miriam Elizalde explicó magistralmente cómo se está librando, desde la Isla, una batalla cultural y de los símbolos; y ante tal desafío, “tenemos grandes fortalezas como la Revolución en el poder”, suerte desde la cual pueden obrarse todos los cambios donde habita la salvación del país.
¿Qué tipo de UPEC necesitamos en la Cuba del presente?, indagó Ricardo Ronquillo, quien hizo hincapié en lograr, desde nuestra labor, un fortalecimiento del sistema de medios públicos, herramienta que marcha junto al crédito de las instituciones —y viceversa—, y donde descansa la posibilidad del consenso. Nos hace falta, añadió, una sinfonía de discursos que encaje en la diversidad.
La joven Yisell Rodríguez, del periódico Granma, enumeró disímiles temas que preocupan a la población y que los medios no deben dejar de la mano. En su voz, como sucedió más de una vez durante la jornada de análisis, la palabra “transparencia” volvió a emerger. Cristina Escobar, del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, pidió contar una Cuba que todavía falta en los medios, acercarse a las audiencias, poner los recursos humanos y materiales allí donde pueda nacer el mensaje más eficaz y de mayor alcance. Y Adonis Subit Lamí, director del periódico Girón de la provincia de Matanzas, habló de felicidad por lo que hace, sugirió lograr sinergias entre todas las fuerzas que hacen trabajo ideológico en el país, y de transformar con manos propias muchas de las situaciones que nos preocupan.
Sobre el ánimo, y sobre la verdad
No atormentarnos, sino todo lo contrario. De eso habló a los periodistas Díaz-Canel Bermúdez, quien destacó la importancia de poseer optimismo y una fuerza tremenda para superar todas las adversidades. Recordó entonces momentos trascendentales y difíciles vividos por la Cuba revolucionaria, como la Campaña de Alfabetización, o la Crisis de los Misiles. Enumeró los actuales desafíos:
“Es verdad —enunció el Jefe de Estado— que se han cometido errores; han existido trabas, han existido burocracias, han existido problemas, pero aquí hay mucha obra también que defender, y muchas cosas que se han hecho; y si hemos llegado a ese momento es porque tenemos esa fortaleza”.
“Yo diría que la Revolución siempre ha estado en un hervidero de situaciones complejas”, reflexionó; y no pasó por alto las horas duras del llamado “período especial”, el ensañamiento del enemigo de siempre, ese que en tiempos recientes apretó más las clavijas contra la Isla, hasta llegar al extremo de la tortura contra un pueblo entero.
Sobre el pasado 11 de julio —domingo doloroso sobre el cual reflexionaron varios colegas—, el Presidente cubano denunció que lo sucedido no fue casual sino “parte de un plan que se venía gestando”, de forma oportunista y con una verdadera artillería, desde las redes sociales y desde mucho tiempo atrás.
Toda adversidad es aprendizaje. La verdad tendrá que ser dicha del modo más inteligente y en el momento propicio, midiendo beneficios y costos de un país asediado con saña, al cual pretenden desmontarle su Revolución. Entre esas ideas también discurrió la intervención del Jefe de Estado. Y esta reunión con los artífices de la comunicación, que no será la última, abrió nuevas puertas al hacer. Así, de cara a mil temporales, pero sintiendo, como dijo la colega Rosa Miriam Elizalde —a quien hicieron entrega de su Premio Nacional “José Martí” por la obra de la vida—, que sí podemos ganar la batalla, siempre y cuando cambiemos, como nos enseñó Fidel, todo lo que deba ser cambiado.