Al decir de Joel Pola Reinosos, la crianza de animales es su propia vida. La trae en la sangre, por lo que sin hacerse de rogar accedió a dialogar para Radio Minas.
Lo que inició como un entretenimiento para él, pasó a ser un estilo de vida y fuente de economía familiar.
«Yo estaba aún en la escuela primaria cuando mi papá me preguntó qué deseaba de regalo por mi cumpleaños, le dije que una chiva y me la compró. Cuando estaba en la secundaria pedía permiso para ir a mudarla porque la tenía amarrada cerca, iba corriendo para estar de regreso a tiempo en el aula. Llegué a tener 15 reproductoras amarradas.
Hice un corral y tuve más de 200 animales pero me vi obligado a quitarlos por falta de espacio. Ahora sólo tengo unos 50 o 60.
A partir de un contrato con la Unidad Básica de Producción Cooperativa Santa Lucía entrego el 50 por ciento de la producción anual, un aporte que va en beneficio del autoabastecimiento territorial.
Tengo en cautiverio varias jutías que alimento con esmero, algunos cerdos y pollos, pero también hago mis «siembritas» en una pequeña parcela.”
El cariño por sus animales es tan intenso que le duele verlos partir para ser sacrificados, no obstante sabe que ese es su fin y que la necesidad de alimentación se impone.