Fragmentos de la comparecencia de Fidel Castro Ruz ante la prensa para explicar al pueblo sobre la organización de la concentración para la Segunda Asamblea General del Pueblo de Cuba, 22 de enero de 1962, “Año de la Planificación”.
Cuba no está librando en Punta del Este una batalla por Cuba. Cuba va a librar en Punta del Este una batalla por toda la América, puesto que esa batalla se está librando alrededor de un principio clave, fundamental: el derecho de la autodeterminación de los pueblos, el derecho a la soberanía de los pueblos, de los pueblos de América. Y, claro, cuando se defiende la soberanía de los pueblos de América se está defendiendo también la soberanía de cualquier pueblo en cualquier sitio; el derecho de cada pueblo a darse la forma de gobierno que desee.
¿Qué pretenden los imperialistas? Pues congelar el “status quo” imperialista, es decir, de explotación imperialista, que existe en la América Latina (…) Es decir, los 30 millones de indios que hay en América Latina tendrían que resignarse a las condiciones de pobreza, de miseria en que viven, de esclavitud, de semiesclavitud; las masas campesinas, las masas obreras.
¿Cómo lo quieren plantear? Pues lo quieren plantear sobre la base de que Cuba no tiene derecho a hacer su Revolución. ¡Hay que sancionar al país que haga una revolución y obtener el acuerdo, el apoyo de la OEA, precisamente, para que el imperialismo pueda campear por sus respetos en América Latina!
¿Quiénes van a discutir esos derechos? ¿Son los pueblos? En primer lugar, van a discutir los problemas de América Latina los imperialistas yankis, siendo como son dos polos absolutamente opuestos, con la distancia que media entre un país altamente industrializado, un país capitalista, monopolista, que es dueño de la mayor parte de las riquezas del mundo, y los pueblos empobrecidos y explotados de América Latina; mediando tal diferencia; entonces, ya el mero hecho de que los imperialistas yankis estén discutiendo problemas de América Latina es ya una intervención en la América Latina.
¡El tiburón va a estar discutiendo con las sardinas, los ricos van a estar discutiendo con los pordioseros, los multimillonarios con los pueblos hambrientos!
De ahí la importancia que tiene, no solo para nosotros, porque a última hora, nosotros nos defendemos aquí; autodeterminación de Cuba no se defiende en Punta del Este, ni el derecho a la soberanía ni el derecho de autodeterminación. ¡Este derecho de autodeterminación, el derecho a la soberanía de Cuba, lo defendemos los cubanos con nuestros cañones, con nuestros tanques, con nuestros ejércitos, con nuestras divisiones!
Cuando aquí la Comisión Interamericana de Paz… vaya broma esta, una comisión interamericana de paz integrada por el representante de Estados Unidos, un representante que ha estado tres años interviniendo, atacando, hostigando, enviando armas, organizando mercenarios, quemando cañaverales, enviando explosivos y, por último, invadiéndonos y preparando nuevas invasiones.
Son tan descarados que piden permiso para venir a investigar aquí, ¿y qué les respondió el gobierno cubano? Bueno, si vienen a Cuba, vengan en zafarrancho de combate. Porque aquí, aquí, todo lo que huela a intervencionismo, a injerencismo, todo lo que venga aquí con intenciones intervencionistas, injerencistas y de cualquier índole, lo vamos a recibir a cañonazos; así que es una cosa terminante.
Nosotros tenemos con qué defender nuestra soberanía, porque tenemos las armas para defenderla y, sobre todo, tenemos lo más importante, tenemos todo un pueblo para defender esa soberanía.
¿Cómo se le va a conceder al amo millonario, a los imperialistas millonarios, explotadores de América y del mundo, el derecho a intervenir en los pueblos de América Latina? Eso es absurdo, y a nosotros nos preocupa, sobre todo, la suerte de los demás pueblos de América Latina. ¿Qué están buscando allí los imperialistas?, el derecho a intervenir en cualquier pueblo de América Latina. Dondequiera que el pueblo empiece a rebelarse, dondequiera que el pueblo empiece a mostrarse inconforme contra la explotación imperialista, tener ellos el derecho a intervenir, incluso, con sus fuerzas armadas.
Desde luego, los imperialistas no suelen pedirle permiso a nadie para intervenir, porque cuando ellos lanzaron sus barcos y los enviaron frente a Santo Domingo para tratar de mantener allí al trujillismo, ellos no le pidieron permiso a nadie. Cuando adoptaron esa determinación, no consultaron a nadie en Punta del Este; cuando organizaron su invasión contra Cuba en el mes de abril, ellos tampoco reunieron a los cancilleres para pedirles permiso, pero como saben que “les salió el tiro por la culata”, como se dice vulgarmente, y que salieron “sonados” de verdad en Playa Girón, entonces, ¿qué piensan?, que la cosa no es tan fácil en Cuba, y entonces ahora van a pedir permiso; ellos lo que van ahora es a pedir permiso. Pero, ¿desde cuándo piden permiso? ¿Quién les dio permiso a los imperialistas para intervenir en Viet Nam del Sur?
Ellos han intervenido en todas partes sin pedir permiso, pero ahora quieren tener la complicidad de esos gobiernos para intervenir, ¡y no solo en Cuba! Lo que a ellos les interesa es sentar el precedente, y que los propios gobiernos de América les den permiso para intervenir en cualquier país donde haya una revolución.
Es el punto de vista que nosotros hemos venido sosteniendo: que la América Latina está amenazada de la invasión imperialista, ¿por qué? Porque hay una gran inquietud en América Latina, porque los pueblos despiertan a la realidad, y los pueblos se cansan ya de la explotación; y en los países —en esos países donde los gobiernos están entregados al imperialismo— cuyos gobiernos no tienen el más elemental sentido de la dignidad nacional, y que son los que forman el coro en Punta del Este de fariseos, y el coro de cómplices de Estados Unidos en los planes contra Cuba. Los pueblos se están inquietando cada vez más; la conciencia revolucionaria crece. Y como es imposible que los pueblos se resignen a vivir en las condiciones de miseria a que los tiene sometidos el imperialismo y se resignen a la congelación de esa situación, es lógico que los pueblos —más tarde o más temprano— se levanten contra esas condiciones, y entonces los imperialistas van a intervenir en cualquier nación de América Latina, donde los pueblos se cansen de la explotación.
Por lo tanto, que ni sueñen siquiera, esos son “sueños de una noche de verano”; ni se hagan ilusiones: ni Punta del Este le da frío a nadie aquí, ni nosotros le vamos a rendir ninguna pleitesía a la mojiganga esa de los norteamericanos. Los mercenarios esos no salen de ahí hasta que no paguen la indemnización que tienen que pagar por los daños que han hecho, y que cada año que pase tendrá que ser mayor.
La posición de Cuba es una posición muy clara, es una posición muy firme. Nosotros vamos allí a Punta del Este muy bien representados, a mantener la posición firme, de defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos. Cuba va a defender ese derecho, pero además, va a acusar duramente allí a los imperialistas, va a denunciar la política injerencista, intervencionista de Estados Unidos, en Cuba, en Santo Domingo y en los demás pueblos de América Latina.
Ese señor, Dean Rusk, posiblemente en su vida vaya a oír verdades más claras, más diáfanas y más terminantes que las que va allí a pronunciar nuestra delegación, encabezada por el presidente Dorticós; y allí de cerquita, va a tener que explicar, porque allí este señor va a tener que explicar lo de Playa Girón, a ver en virtud de qué teoría, de qué derecho, en qué fundamentaron los imperialistas su invasión de Playa Girón. ¿Vamos a ver esos señores qué dicen allí?, ¿cómo explican ante los pueblos y ante la Conferencia de Cancilleres…? Para mí que van a tratar de que no se oiga una palabra de lo que se dice allí, porque allí se van a decir cosas claras, verdades inobjetables.
Allí van a tener que enfrentarse a Cuba. Cuba no va allí en plan de que “le perdonen la vida”, no señor; Cuba va allí a acusar a los imperialistas, la vida de nosotros está perdonada hace mucho rato, nos la hemos perdonado nosotros mismos, el pueblo de Cuba, con su decisión de voluntad, con su valor, con la solidaridad de todos los pueblos del mundo, con la solidaridad de todos los hombres de conciencia, de pensamiento digno de América, de África, de Asia, con la solidaridad del mundo socialista.
Esa es la posición de Cuba. Cuba va allí a denunciar a los imperialistas, y va a denunciar a los imperialistas con toda la fuerza moral que le da su razón, su verdad, saber además que está representando y defendiendo, un gran derecho para el continente, y que está defendiendo, además, un derecho de los pueblos de América y que cuenta con el apoyo de los hombres y las mujeres dignos de América.
Si algo caracteriza la defensa de Cuba es la amplitud del frente que la defiende. De manera que los propios imperialistas no pueden ocultar eso. Ayer yo leí un cable de la AP y decía que había una gran agitación en toda la América; que una multitud había ido a recibir al presidente Dorticós… Estas son las cosas explicadas por la AP (…) Cuando el señor Kennedy fue a Venezuela y a Colombia, tuvieron que dejar los pueblos desguarnecidos y tuvieron que llenar las calles de soldados. Cuenta un chiste venezolano que Kennedy preguntó: “¡Ah, qué extraño! ¡Cómo viste la gente de Caracas! He visto que aquí todo el mundo lleva cascos y fusil y viste de uniforme”. Porque no vieron ni un ciudadano por allí, dicen que el único que vestía igual que él era ¡Rómulo Betancourt! Esas fueron las conclusiones.
Pues entonces, ¿esa es la democracia representativa? ¡Qué democracia más rara esa!, ¿verdad?
Claro, ese no es el cuadro de estos países y de estos gobiernos que quieren condenar a Cuba en Punta del Este; les pasan estas cosas, no tienen calor de pueblo, ¡lo que encuentran es hielo puro, frío de pueblo dondequiera que llegan! Tienen a los pueblos en contra, ¿y cómo van a impedir esa situación? De ahí que ellos teman tanto, por eso temen tanto el ejemplo de Cuba. Pero, bueno, ¡y qué se va a hacer! ¡Será una desgracia para los imperialistas!, pero qué remedio les queda, sino resignarse, o traer sobre ellos desgracias mayores.
Porque, ¡lo que han conseguido con toda su guerra contra Cuba, es ganarse cada vez más el odio! ¡Es que los pueblos presten cada vez más atención a lo de Cuba! (…) Eso es sencillamente, una cosa lógica; porque los pueblos miden las fuerzas del imperialismo y la fuerza de Cuba. Entonces resulta Estados Unidos empeñado… por primera vez no ha logrado destruir una revolución en tiempos contemporáneos; por primera vez no ha logrado someter a los pueblos. Y ante este fenómeno nuevo, los pueblos piensan, meditan, analizan y cada vez sienten más simpatía hacia la Revolución Cubana.
Esto aparte de otras cosas, los vínculos que hay entre los latinoamericanos y nosotros: hablamos la misma lengua, tenemos más o menos la misma cultura, similares tradiciones, similares problemas. Es decir que existen grandes vínculos espirituales entre los pueblos de América, nos entendemos, nos hablamos, nos comprendemos, porque hablamos el mismo idioma. Mientras que… allí, por ejemplo, Rusk, no va a entender nada; estarán hablando los otros y él estará pidiéndole al traductor que le diga qué quiere decir aquello. ¡No nos entendemos, ni en el idioma ni en nada nos podemos entender! ¡Cómo se va a entender la soga con el ahorcado, la cadena con el esclavo!, y eso es el imperialismo, las cadenas; no se pueden entender.
Y luego, eso hace precisamente, que la solidaridad con Cuba crezca, sea visible, sea potente, y eso no se puede frenar. Ellos están desesperados por frenarlo, no hallan qué hacer ya por frenarlo, pero esa solidaridad con Cuba no la podrán frenar. No tienen que ponerse bravos con los cubanos, que se pongan bravos con la historia; esto es un acontecimiento determinado por la historia, un cambio determinado por la historia, el progreso de la humanidad, de una humanidad que no se ha congelado nunca ni se congelará jamás.
Bien, ese día nosotros lanzaremos nuestro mensaje a la América, nuestro mensaje al mundo, y nuestra respuesta a los imperialistas, nuestra respuesta a la Declaración de Punta del Este, e irá, por eso, todo el pueblo allí a hablar, todo el pueblo revolucionario de Cuba, a aprobar la Segunda Declaración de La Habana; para que los imperialistas vean lo que es un pueblo revolucionario, lo que es un pueblo democrático, lo que es un pueblo decidido, lo que es un pueblo que representa un sentimiento de dignidad, y que es una bandera; ¡porque nuestro pueblo, hoy, es la bandera de todo el continente, es la bandera de todos los pueblos de América Latina, es la bandera de los hombres honestos, de los rebeldes, de los hombres dignos, de los hombres sufridos!
El valor que tiene Punta del Este, es, sobre todo, el valor de la polémica ideológica, que se va a librar entre el imperialismo y Cuba. Y de todas formas, no tienen ellos una tarea fácil, ni mucho menos. Va a ser una tarea moralmente muy difícil la que tienen los imperialistas. Y los imperialistas se tienen que sentar allí en el “banquillo de los acusados”. ¡Porque Cuba va a sentar al imperialismo yanki en Punta del Este en el “banquillo de los acusados”!