Hoy, al cabo de 22 años, resulta palpable el afianzamiento de aquella utopía que se fraguara en un solariego teatro de Cojímar, acunada desde entonces por la prédica de esos eternos y fervientes enamorados de la libertad de elegir inherente al individuo. Ha sido la más reciente –a pesar del consabido contexto desfavorable- una emotiva celebración.
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