El Ministerio de Defensa de Rusia afirmó en su última actualización sobre el desarrollo del operativo militar que el Gobierno de Ucrania ha perdido casi por completo el control de las administraciones regionales y distritos del país.
El jefe del Centro ruso de Gestión de la Defensa, el coronel general Mijaíl Mízintsev, precisó que en la mayoría de las ciudades y localidades ucranianas actúan los batallones de la llamada defensa territorial, pero en realidad son nazis, junto con mercenarios, terroristas y criminales, incluidos de origen extranjero, que se sumaron a sus filas.
Ese escenario es la consecuencia de la decisión de las autoridades de Ucrania de distribuir de forma indiscriminada armas de fuego y municiones entre la población, lo que conllevó un aumento de la violencia contra civiles y extranjeros, según Mízintsev.
El alto cargo ruso advirtió que la capital ucraniana, Kiev, y en las ciudades de Járkov, Sumy y Chernígov, así como en Mariúpol, se hallan casi en una «catástrofe humanitaria», y lamentó que la situación se está agravando rápidamente.
No obstante, Mízintsev subrayó que las fuerzas armadas rusas han repartido más de 200 toneladas de ayuda humanitaria en dichas regiones, y evacuado a más de 149 mil personas, incluidos más de 40 mil niños.
Mízintsev informó que los funcionarios de la ciudad ucraniana de Jarkov tienen miedo ante los grupos radicales y no ayudan a organizar los corredores humanitarios para la salida de la población civil.
El coronel general Mijaíl Mízintsev denunció que más de siete mil ciudadanos extranjeros están retenidos como rehenes en las urbes de Ucrania, y una residencia con estudiantes indios estuvo bajo fuego de un grupo neonazi en la localidad de Sumy, lo que provocó cinco heridos, mientras que se desconoce el destino de otras once personas.
Además, el jefe del Centro ruso de Gestión de la Defensa señaló que un grupo de ciudadanos indios fue tiroteado el jueves por grupos «neonazis» en la estación de trenes de Járkov, mientras que más de mil estudiantes del país asiático permanecen bloqueados por los nacionalistas ucranianos en el poblado Pesochin, en las afueras de Járkov, tras intentar evacuar por su cuenta a territorio ruso.
Entre tanto, el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, el general Ígor, rechazó la nueva campaña de desinformación de Occidente, en torno al incidente de anoche en la central nuclear ucraniana de Zaporizhia, la más grande en Europa.
Konashénkov denunció este viernes que unidades de nacionalistas ucranianos intentaron llevar a cabo una provocación monstruosa en el territorio adyacente a la planta, al atacar a militares rusos que patrullaban la zona protegida cercana a la instalación.
De acuerdo con las precisiones de Konashénkov, los nacionalistas dispararon desde el edificio de entrenamiento de personal que se encuentra fuera de la planta, y la patrulla rusa reaccionó destruyendo los emplazamientos de fuego.
Al salir del edificio de entrenamiento, los nacionalistas ucranianos le prendieron fuego, lo que demuestra la intención criminal del régimen de Kiev o la completa pérdida de control del presidente, Volodimir Zelenski sobre las acciones de los grupos de sabotaje ucranianos con mercenarios extranjeros, a juicio de Konashénkov.
El portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia denunció que el objetivo de la provocación del gobierno de Ucrania en la instalación nuclear fue intentar acusar a Rusia de crear un foco de contaminación radiactiva.
De hecho, ya se montó un nuevo teatro antirruso, con los líderes occidentales condenando a Moscú, al dar por sentado, sin pruebas, de que fue el culpable del incidente en la central nuclear ucraniana de Zaporizhia.
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, denunció lo que llamó «acciones irresponsables» de Vladimir Putin, y pidió una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU en las próximas horas.
No por casualidad, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, acusó a su vez a Rusia de ser un «estado terrorista nuclear» y pidió que se refuercen las sanciones contra el Kremlin.
El director del Organismo Internacional de Energía Atómica señaló que no se golpearon los reactores de la planta nuclear ucraniana de Zaporizhia y no hay fugas reactivas.
Mientras, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró este viernes que la alianza no tendrá aviones actuando en Ucrania, con lo que cerró así la puerta a la creación de una zona de exclusión aérea en ese país, solicitada por Kiev.
Stoltenberg recordó que la única forma de implementar una zona de exclusión aérea sobre el cielo ucraniano es mediante el envío de aviones de combate de la OTAN para derribar aeronaves rusas, lo que conduciría a una guerra total en Europa.