Una obra tan grande, tan firme, tan humana como la Revolución, no hubiese podido existir de no haber contado con la entrega y el heroísmo de la mujer. Es esa una verdad tan rotunda y justa, que este sábado fue recordada por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el encuentro con un grupo de combatientes destacadas, pertenecientes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y al Ministerio del Interior (Minint).
En la sede de la Brigada Especial Nacional del Minint, el Jefe de Estado expresó a las mujeres: “los que estamos agradecidos somos nosotros”. Así lo afirmó porque, en su entender, ellas tuvieron la gentileza de asistir para compartir sus vivencias.
Díaz-Canel recordó a las heroínas de nuestras guerras de independencia, a las del clandestinaje, a las de los movimientos revolucionarios de los años 30 del siglo XX, a luchadoras como Vilma Espín, Celia Sánchez, Haydée Santamaría, Teté (Delsa Esther Puebla), Melba Hernández y tantas otras que han batallado, han sido madres, compañeras, adelantadas y audaces dirigentes dentro de la Cuba en Revolución.
Era muy significativo, expresó el mandatario, un encuentro de este tipo, a pocas horas de que la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) —creada por Fidel el 23 de agosto de 1960—, arribe a otro aniversario. Entrañaba mucho simbolismo y valor este intercambio “con mujeres que desarrollan una destacada labor en nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias y en el Ministerio del Interior”.
Ante ellas que integran esas instituciones que forman parte indisoluble del pueblo —pues son el mismo pueblo uniformado—, el Presidente cubano destacó el modo en que ambas fuerzas revolucionarias han tomado parte decisiva en la lucha contra la COVID-19 (distribuyendo, por ejemplo, algo tan preciado como el oxígeno medicinal a lo largo de la Isla), además de la misión sagrada y cotidiana de salvaguardar, desde múltiples frentes, la integridad de la Patria.
Comenzaron a escucharse las reflexiones de mujeres, estudiantes o profesionales, quienes desde las FAR o el Minint viven y defienden una Cuba inmersa en múltiples combates. En las palabras de todas emergían testimonios sobre la entrega de los más jóvenes combatientes a tareas como el cuidado de pacientes de la CODIV-19, o la producción de insumos para esa contienda por la salud, o el estudio constante ahora que la Revolución debe defenderse en el campo de la realidad, y también en el de las redes virtuales, allí donde el enemigo la sataniza y pretende quebrarle conquistas como la paz y la unidad.
En estos encuentros que Díaz-Canel viene realizando con diversos sectores de la sociedad, ha resultado inevitable que los presentes compartan sus visiones sobre una Cuba estremecida por acontecimientos como el del pasado 11 de julio, y otros tantos desafíos. Las mujeres uniformadas juntaron sus voces para hablar de instituciones que nunca han defendido la integridad de la Isla desde el atropello o la injusticia, que son parte natural del pueblo porque de las raíces humildes y sensibles de ese pueblo nacieron.
“Me siento orgullosa y bendecida de haber nacido en Cuba”, dijo una muchacha muy joven, quien compartió su certeza de que el cubano no es una persona que se tire en el piso y se eche a llorar, sino que es todo lo contrario: estamos hechos de una materia de rebeldía y de optimismo a prueba de todos los temporales.
De otras verdades, y del merecido elogio
Se iban hilvanando las ideas de las mujeres y del mandatario. Los temas eran diversos pero todos importantes. Ellas hablaron sobre el desafío de la ciberguerra que se nos hace, y Díaz-Canel recordó que las nuevas plataformas de comunicación son muchas veces rieles desde los cuales el imperio intenta que los pueblos rompan con su identidad, nieguen sus esencias, empiecen a mirar como obsoleto todo atributo de identidad nacional, de historia, de cultura.
Es una plataforma de dominación colonial, apuntó el Jefe de Estado, que “está muy impregnada de la manipulación de los sentimientos”, y que dibuja una Cuba absolutamente distorsionada. Esa es una realidad, alertó, que exige una mirada crítica, sobre todo de nuestros jóvenes que son quienes más tiempo navegan por las redes.
El intercambio sirvió para reflexionar sobre cuántos espacios de interacción entre cubanos dejaron de funcionar a partir de la epidemia, algo que indudablemente es un reto en lo social y en lo ideológico. El dignatario no pasó por alto cómo los enemigos de la Revolución tratan de poner en ridículo todas nuestras instituciones o figuras de gobernabilidad, todos los espacios donde ellos saben que la sociedad cubana pueden encontrar sus caminos a la solución de los problemas.
Hay que estar muy atentos en la defensa de nuestras verdades, dijo Díaz-Canel Bermúdez a las combatientes, a quienes recordó que sus batallas son cotidianas y también enormes. Él extendió “el reconocimiento, el respeto y la admiración, el cariño por lo que ustedes representan, por lo que ustedes hacen”.
“Confiamos en nuestras mujeres”, enfatizó, y sumó su certeza de que ellas son una gran “fortaleza para seguir en los empeños y avanzar más en el desarrollo de nuestra Revolución y en el perfeccionamiento de la construcción de nuestro socialismo”.
La ocasión resultó propicia para que el Secretariado Nacional de la FMC entregara reconocimientos a compañeras destacas de las FAR y el Minint. Igualmente las dos instituciones extendieron reconocimientos a la Federación con motivo de su aniversario 61, los cuales fueron recibidos por Teresa Amarelle Boué, Secretaria General del Comité Nacional de la FMC.
Por su parte el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, recibió sendos sellos conmemorativos por los aniversarios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y del Ministerio del Interior.