Inicio De InterésPinar del Río Seguir la historia: 66 Años después

Seguir la historia: 66 Años después

Por Redacción Radio Minas

Por: Pedro Abreu Mujica

Maragoto Lara era una familia muy querida en Pinar del Río, Minas de Matahambre y Santa Lucía.

Velo, el padre, manejaba una guagua* que salía desde el costado de El Fuego, en Rosario y Martí; tomaba la carretera de Luis Lazo y en Sumidero doblaba a la derecha para coger el camino que llevaba a los 2 poblados norteños del entonces municipio cabecera de la provincia: Minas y Santa Lucia.

En el recorrido tenía que pasar por peligrosas curvas y elevaciones montañosas, y tirar las cadenas de las ruedas cuando llovía para sacar el vehículo de los atascos del fango. Los hijos lo apoyaban en su trabajo. Era una familia patriótica, incorporada plenamente a la lucha insurreccional contra la sangrienta tiranía de Batista.

Numerosas familias pinareñas, sumados padres e hijos, participaron con valor y heroísmo en la guerra. Como el hermano de Velo, el también transportista, Matías Maragoto.

El primogénito de Velo, Celso Maragoto Lara, era un legendario combatiente desde el mismo 10 de marzo de 1952, día del Golpe de Estado de Batista. Perteneció al sector más combativo de la Organización Autentica (OA) y se vinculó muy pronto al Movimiento 26 de Julio y a otras fuerzas revolucionarias, con las que compartió acciones y a las que facilitó armas de fuego y otros recursos bélicos. (1)

Se movió incesantemente entre las Minas de Matambre y otras zonas de la provincia; trasladó dinamita, fulminantes y armas de fuego; realizó ejercicios de tiro y lanzamiento de granadas; una de ellas le explotó y perdió una mano, lo cual ocultó de las autoridades diciendo que había sido un accidente con el ventilador del radiador de su automóvil. Padeció persecución, detenciones y torturas, y se mantuvo firme y valiente. No claudicó.

Viajó al exterior en cumplimiento de misiones revolucionarias, con el objetivo de traer a Cuba un cargamento de armas y otros medios de guerra.

En México contactó con Fidel y otros compañeros del Movimiento 26 de Julio, se incorporó a los preparativos y entrenamientos como miembro de la expedición que organizaba Fidel. Como otros de los futuros expedicionarios cae preso en aquel país y no puede venir en el Granma. Poco después regresó a Cuba y reinició sus actividades conspirativas.

El 24 de septiembre de 1957, el lugar donde se refugiaba, un pequeño apartamento ubicado en Centro Habana, fue asaltado de forma sorpresiva por la policía del régimen. Celso Maragoto Lara, intenta escapar por las azoteas, pero cae herido. Desde el suelo combate hasta la última bala. Lo rematan y los esbirros lanzan su cuerpo ya cadáver desde la altura al pavimento. Una austera tarja en el lugar perpetua este hecho histórico.

Dos días después, en horas de la tarde, una masiva manifestación de duelo popular, acompañó el cortejo fúnebre del héroe pinareño: personas de todos los sectores sociales, de las distintas organizaciones revolucionarias; mineros de Matahambre y Santa Lucia; jóvenes y viejos de Pinar del Río.

La fuerza policiaca, cumpliendo órdenes del jefe del Regimiento y de la División de la Policía Nacional, llegó en varios carros patrulleros, (las llamadas perseguidoras, automóviles de la marca Oldsmobile, color azul y blanco). Los «gendarmes» se desplegaron al final de la calle Luz Zaldivar, en la misma esquina con Maceo, donde estaban, a un lado la Escuela Profesional de Comercio y al otro, el religioso colegio para muchachas, Inmaculado Corazón de Jesús. De inmediato abrieron fuego implacable con sus ametralladoras Thonson, contra la población que, desarmada y pacífica, entonaba el Himno Nacional.

Tiraron a matar y mataron: resultó muerto el obrero tabacalero Francisco Donatién, perteneciente al Partido Socialista Popular. Más de 20 personas resultaron heridas, entre ellas Antonio Peraza Dib, jefe de un grupo de acción clandestino del Movimiento 26 de Julio, y mi tío, Cheo Mujica, conspirador contra Batista, en las Minas de Matahanbre, muy vinculado en la lucha a Celso Maragoto.

La multitud se dispersó con rapidez y se protegió en las viviendas en la cuales solidariamente les abrieron las puertas. Los heridos fueron atendidos en la muy cercana clínica del Dr. Jorge Callejas Rivera (Callejita) y en el Centro Médico del Dr. Sergio Fernández Jordán y del laboratorista Manolo Firvida, ubicado en la calle Sol y Colón.

En Pinar del Río había muchos médicos y trabajadores de la salud involucrados en la lucha contra la tiranía. Estas dos clínicas son las que recorrí aquella triste tarde-noche y que con exactitud recuerdo 66 años después, de seguro otras también prestaron humano y valiente auxilio.

Más de 6 décadas después, la vieja memoria del gacetillero se resiste a olvidar.

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